lunes, 22 de diciembre de 2014

MONTERÍA EN “LA VÍBORA”: POSIBILIDADES DE MEJORA


Hace varios años que estoy asistiendo a la montería que se celebra en la finca “La Víbora”, del término municipal de Monesterio, propiedad de los hermanos Pedro y Víctor Flores Pereita. Organiza esta montería José Mª Silva, sobrino político de Víctor, al cual no se le puede negar la buena voluntad que pone en la organización, aunque siempre las cosas son susceptibles de mejora.
Quiero desde estas líneas hacer un poco de crítica a esta montería, que quisiera fuera constructiva, aunque cómo dice el refrán “más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena”,  y sirviera, si José María leyera estas líneas, para ayudarle a mejorar esta acción cinegética, por supuesto si le pareciera oportuno.
La finca es una dehesa clásica formada por encinas y alcornoques, que siguiendo la política de hace ya tiempo de desmonte para mejor aprovechamiento ganadero, entonces no se dedicaba para caza mayor, se encuentra casi totalmente limpia, a excepción de algunas barrancas y manchas sueltas desprovistas de árboles. Es por ello que las reses tienden a salirse de la finca nada más sentir el más mínimo jaleo. Como es normal en todas las fincas ganaderas, esta se encuentra totalmente cercada por un cerramiento de pared de piedra, malla electro-soldada y/o alambres de espino, que difiere según veremos más adelante, dependiendo del sitio considerado.
La finca linda al Norte con “Las Peladas”, de la misma propiedad y objeto de otra montería, y  “El Moro Alto”, también de caza mayor; al Este con el camino de Monesterio a Cala, al Sur con “El Moro Bajo”,  también de la propiedad, al este con la finca “La Vicaría”, ya en el término de Cala, y al Noroeste con “Tentudía”, del término de Calera de León.
El cerramiento de la finca en la zona Este, camino de Cala, consiste en pared de piedra con resalto de dos o tres alambres de espino, o bien una cerca constituida por una malla electro-soldada de las usadas en la construcción; estas cercas sólo pueden ser salvadas por las reses de una única manera: saltándolas. La de pared de piedra es bastante difícil, por no decir imposible, dada su altura, siendo la de la malla algo más fácil; pero una vez saltada, la res se encuentra con otros dos obstáculos: el camino y la cerca de la finca colindante. Resultado: es una lotería que una res emprenda una huida para salir por estas cercas. En esta parte la mancha se puede considerar cerrada a la salida de las reses, a todos los efectos. Las mallas que se encuentran en las otras lindes de la finca son bastante más livianas e incluso permiten la salida y entrada de las reses no sólo saltando, sino también colándose entre los alambres o bien por debajo, cosa fácil para ciervas y jabalíes. Por otra parte, las fincas colindantes al Norte, “Las Peladas”, antiguamente plantada de eucaliptus, y al Sur, “Moro Bajo”, están bastante desmontadas por lo que las reses no tienen tendencia a huir por estos lugares. Algo parecido ocurre en la zona Suroeste, también bastante desmontada. Sólo nos queda el Oeste y el Noroeste, fincas que se encuentran menos desmontadas. En consecuencia, las reses tienden a huir por esta parte, la esquina superior izquierda de la finca.
Dado lo descrito, podríamos llegar a la conclusión, acertando casi de pleno, que la mayoría de las reses, al oír el jaleo y, aún más, una vez se vean acosadas por las rehalas, se saldrán de la finca por el rincón de la parte superior izquierda: Noroeste de la mancha. Si miramos en el croquis adjunto, este rincón pertenece a las mejores armadas:  “Vicaría Tentudía”, armada “Las Pepas” y la parte izquierda de la denominada “Umbría del Pilar”. En cuanto a las traviesas, se pueden considerar buena “El Barranco” y aceptable “Carril Nuevo”; dentro de las que se pueden considerar menos aceptables estarían “Cortijo Arroyo del Moro”, parte Sur de “La Solana” y la izquierda de “Cerro Casino”. Por último, serían malas de remate las restantes: “Los Alamillos, “Cerca del Cañito”, y las partes restantes de “La Solana” y de “Cerro Casino”. Todas estas últimas están situadas siguiendo el camino de Monesterio a Cala, descrito más arriba.
A todo esto, si José María lo lee, u otro interesado, me podrán argüir dos razones: en primer lugar que en una montería hay que cerrar la mancha de la forma que sea y en segundo lugar que la economía de la acción lo exige. De acuerdo en lo primero, un bicho se escapa por donde menos se espera, pero no tanto en lo segundo.
Decía en otro artículo de este blog, a propósito de mi asistencia a esta montería el día 13/10/2012, ver artículo anterior, que los puestos de estas armadas se colocaron a lo largo de un camino y por lo tanto con una tremenda facilidad por parte del postor. He dicho más arriba  que esta finca es muy abierta, especialmente en estas armadas, sin monte, con lo que sacar algún que otro puesto fuera del camino hubiera sido de lo más fácil del mundo. Como mucho, bajarse del coche e indicarle al montero la situación de su puesto. En todas las monterías, incluidas esta a la que se puede considerar de “medio pelo”, se deben guardar unas mínimas reglas, entre ellas la seguridad y pensar un poco en la posible satisfacción de un montero, el cual antes del sorteo ha tenido que apoquinar más o menos dinero. Estas armadas de la que hablo no originan satisfacción ninguna.
Creo que los puestos de la armada “Los Alamillos” hubieran sido susceptibles de colocarlos en otra disposición, pero de lo que no cabe la más mínima duda es de la posible mejoría de la correspondiente a la armada “Cerca del Cañito”. El nº 2 de esta armada habría que eliminarlo, ya que como ya expliqué es un verdadero saco: la caza te tiene que entrar de frente, tienes a tu derecha el nº 1 y a tu izquierda el nº 3, adelantados, y detrás la pared de piedra con los resaltos de alambres y el camino vecinal: difícil que entre una res, pero si le da por hacerlo vendría ya tiroteada y además con riesgo físico.
Explicaba también lo fácil que hubiera sido eliminar el saco dentro del cual está el nº 2 de la armada “Cerca del Cañito”. ¡Pero claro!, ello hubiera supuesto perder dos puestos y ¡la pela es la pela!
Ya en el 2012 me quejé al organizador, más con ánimo de que se corrigieran estas armadas que por el simple hecho de protestar. Pero hasta la fecha que “si quieres arroz catalina”.
No escribo de esta guisa de forma gratuita. El día 13/10/2012 fui el “afortunado” montero “agraciado” con el nº 2 de la armada “Cerca del Cañito”. Y como no tuve bastante, al año siguiente, 26/10/2013, me tocó el nº 4 de “Cerro Casino”, y este año, 20/12/2014, el nº 4 de ¿qué armada?, la “Cerca del Cañito”. Tengo una buena experiencia. Por supuesto en las tres monterías me vine “bolo”.


 Por otra parte me permito sugerir otras cuestiones, aparte de las posibles modificaciones en los puestos de estas armadas. Son fundamentalmente tres: la primera referente al orden en el sorteo de las armadas, la segunda el sitio por donde entrar a ponerlas y en tercer lugar la suelta de las rehalas. Está claro que las armadas a las que me refiero, paralelas más o menos al camino de Monesterio a Cala, son armadas de cierre por el hecho de encontrarse en la periferia de la mancha. Pero en este caso presentan una particularidad especial; al estar en zonas donde el monte brilla por su ausencia, y tener un cerramiento inacesible, las pocas reses que estén por la zona escapan al menor ruido hacia el resto de las armadas, con lo cual al poner los puestos se quedan vacías de reses, caso de que hubiera alguna por la zona. Nos pasó el día 20 pasado: dos ciervas y un venado se fugaron hacia el centro de la mancha buscando las huidas naturales de las que hablaba más arriba. Sería bueno considerar que el orden de sorteo de estas armadas no fuera de las primeras; yo las situaría en el centro, más o menos. En segundo lugar, las armadas “Los Alamillos” y “Cerro del Cañito”, las pone un solo postor y comienza por la parte norte hasta completar las dos, una a continuación de la otra. Se debería poner “Los Alamillos” empezando por el Norte y “Cerro del Cañito” empezando por el Sur, de forma simultánea e independiente, para posteriormente poner “Cerro Casino”. Esta acción podría ejercer una presión hacia el extremo de las dos armadas y posibilitar que algunas reses se quedaran entre los puestos y el cerramiento de la finca. Y dejo para la tercera modificación la que creo más fundamental: la suelta de las rehalas. Si no me equivoco, la suelta se verifica en seis puntos distintos: del R1 al R6, señalados en el croquis con flechas dobles de color verde. Las rehalas parten de la periferia hasta su encuentro, más o menos centro de la mancha, y vuelta al punto de partida. Yo eliminaría las sueltas en los puntos R1, R4, R5 y R6, y llevaría todas las rehalas al Oeste de la mancha, hasta llegar a tope, hasta el Este, y vuelta al punto de partida. Esto podría posibilitar que algunas reses, al verse apretadas por un mayor número de perros llegaran hasta las armadas descritas.
En fin, no está en mi ánimo corregir las acciones de los demás, “cada maestrito tiene su librito”, y todos los problemas, a excepción de los puramente teóricos, pueden y de hecho la tienen, mas de una solución aceptable. Pero después de tres años de experiencia mía y del resto de compañeros “agraciados” con puestos en estas armadas, creo que es hora de cambiar el planteamiento y encontrar alguna otra solución distinta de la que propone todos los años el organizador de esta montería.
De cualquier forma, creo sinceramente que José Mª Silva, el organizador, es bastante consecuente en su forma de actuar y le deseo siga organizando esta montería, susceptible, evidentemente, como todas las cuestiones de esta vida, de mejorar cada año.
Aprovecho la ocasión para desear a todos los lectores de estas líneas unas Felices Fiestas y Prospero Año 2.015. ¡Ah!, y que, D. M., no me vuelva a tocar un puesto en estas armadas, sobre todo en la “Cerca del Cañito”.