martes, 23 de octubre de 2012

APERTURA DE LA VEDA GENERAL: “ERRE QUE ERRE”




Respecto de la Sociedad de Cazadores Local de Monesterio, el comienzo de la general se presentaba bastante pesimista: los conejos no acaban de prosperar, la perdiz ha criado bastante mal, por no decir muy mal, y la liebre no se sabe. Como será la cuestión, que se está pensando en dejar de cazar al salto y sustituir esta jornadas por cacerías al zorro, ya que dejar de cazar para que las alimañas se coman la caza es tomar determinaciones que no nos benefician a los cazadores y si a los carnívoros. Que yo sepa tememos en nuestro coto bastantes mamíferos carnívoros, sin contar las aves de rapiña, reptiles, perros asilvestrados, etc.: comadrejas, zorros, jinetas, meloncillos, tejones, turones, gatos salvajes, etc. Dejar de cazar y no emprender una acción formal de control de alimañas, sería como si nada. Así que me veo este año sin cazar la menor, a excepción de los zorros, en el coto de Monesterio  y a esperar a los zorzales y palomas, que cada año se presentan peor. Un futuro nada halagüeño.
No salió nada para la jornada del domingo, 7 de Octubre, apertura de la general en Andalucía. Esperaba ir a algún sitio a cazar conejos, pero cazar esta modalidad  sin perro es como ir a cazar perdices con un palo.
Por contra, la apertura general en Extremadura se presentaba bastante apretada: día 12 montería en “El Castillo” de la Sociedad Local, día 13 montería en “La Víbora”, finca de los Hnos. Flores, y el domingo cacería general en la Sociedad Local, que al final fue de zorros. Esto posibilitó pasar el fin de semana en el pueblo, aunque el último día quedaría algo “castrado” a consecuencia de la vuelta.
La meteorología no fue muy halagüeña. Lo que parecía iba a ser un otoño excelente con un comienzo de lluvias abundantes, no fue más que “flor de un día” que nos dejó con la miel en los labios. A partir del 15-16 de septiembre, comenzaron a vaticinarse por los meteorólogos una serie de borrascas  que barrerían todo el sur de España de Este a Oeste. Se presagiaban lluvias en abundancia y con cierta persistencia; ¡vamos!, lo que se dice una entrada de otoño y salida del verano con todas sus consecuencias: bajadas de las temperaturas, sin llegar a extremos, y agua en cantidad suficiente para que el campo se recuperase de una sequía que venía desde el mes de Abril, los pastos brotaran para alimento del ganado y se “otoñasen” los frutos propios de la estación, fundamentalmente aceitunas y bellotas, y despidiéramos el denominado “veranillo de San Miguel”. Ya lo dice el refrán, comentaron muchos prometiéndose felices y contentos: “la otoñada verdadera por San Mateo la primera”.
El día 25, en el pueblo, se presentó cerrado y el 26 comenzaron las precipitaciones, no abundantes, con un tiempo lo que se dice “guarreado” : 6,60 mm el día 26, 4,60 mm el día 27, 1,00 mm el día 28 y 3,80 mm el último día del mes. En total 16,00 mm, que podrían haber sido excelentes si hubiesen tenido compañeros en los día consiguientes.
¡Pero no! La lluvia que tan abundante se presentaba en los vaticinios, pasó sin que el campo hubiese experimentado el remojón que necesitaba. Eso si, se manifestó de forma totalmente irregular, incidiendo más al sur: en Sevilla algunos pueblos registraron el día 27 precipitaciones por encima de los  70 mm y,  no digamos más al Este, hasta 214 mm el día 27 por la tarde, en menos de 4 horas, con los consiguientes daños.
El campo, nada mas recibir la lluvia, aún siendo escasa, cambió totalmente su fisonomía: las hojas de encinas, alcornoque, olivos y los arbustos propios del clima mediterráneo, en parte por la acción de lavado y también, por supuesto, por la respuesta del árbol ante la humedad del suelo,  cambiaron de color tornándose en un verde mas claro y limpio del que presentaban hasta su aparición. Las aceitunas y bellotas, aunque escasas debido a la sequía anterior,  engordaron de inmediato preparándose a la maduración. Igualmente, como consecuencia de la pronta germinación de las semillas más blandas, el suelo comenzó a cubrirse de un verdor propio del otoño. ¡Hasta aquí, estupendo! Una “meada”, una mínima lluvia, sólo 16 l/m2, obran el milagro: lo que antes era un secarral prometía convertirse en paisaje lleno de verdor.
Pero no, no se había producido esa “otoñada verdadera”, vaticinada por el refrán, sino todo lo contrario: una otoñada falsa, como consecuencia en primer lugar de su escasez y en segundo lugar del tiempo que siguió: seco y caluroso, más propio del mes de Agosto que de Octubre. La lluvia desapareció como por ensalmo, como si un brujo hubiera cortado el tiempo de forma rápida, desconocida y supersticiosa, y las temperaturas comenzaron a subir presentándose el verdadero “veranillo de San Miguel ó del membrillo": máximas de 30ºC, mínimas de 13ºC y lo que es peor, unas medias de 24ºC. Consecuencia: las tiernas hierbas recién germinadas se agostaron y secaron, las semillas desperdiciadas, bellotas y aceitunas por el suelo, lo que se dice “una otoñada al carajo”. Ahora,  para que el campo vuelva a reverdecer como consecuencia de la germinación de las plantas, primero deberá llover más abundantemente, las semillas que quedan son mas duras, y pedir que no bajen en demasía las temperaturas. Esto es cada vez más difícil, como consecuencia de la cercanía de los fríos del invierno.
La foto muestra una imagen de la dehesa extremeña, foto del día 13 de Octubre, con el suelo totalmente seco, las encinas y alcornoques prácticamente sin hojas, el sol se cuela entre ellas, y si se pudiera apreciar contemplaríamos bellotas sin madurar en el suelo caídas de los árboles a consecuencia de haber engordado con las lluvias y haberse aflojado el cascabullo a consecuencia de las altas temperaturas.
Menos mal que las previsiones para el fin de semana, temperaturas más bajas, se cumplieron y posibilitaron un desarrollo de las acciones cinegéticas lejos del calor insoportable del año pasado.
Llegó el ansiado día 12 y se desarrolló la clásica montería de la Sociedad Local en “El Castillo”. Este año no hay permiso para descaste de las “Pepas”, por aquello de no tenerlo previsto en el Plan Cinegético de la Sociedad, por lo que, en vista de la previsible escasez de reses, la sociedad decide que la montería sea “Mata y Cuelga”. Hacemos una “peñita” para reparto de la carne y nos juntamos seis puestos.
Pero como estas montería son lo más parecido a una lotería, ¡con todas las probabilidades que teníamos de matar, seis puestos,  y poder repartir carne!, ninguno de los seis puestos ha disparado, ¡manda güevos!
Con Pepe Broco y los tres venados de "La Emisora"
Eso sí, para no perder la afición ó el vicio, no se que será, en la armada de “La Emisora”, un gachó, encima forastero para mas INRI, que supongo vendrá con una rehala, ha matado tres venados, entre ellos un doblete, y ha dejado pasar, sin tirar, otros dos por demasiado pequeños y porque ya tendría carne en cantidad, dado el carácter de “Mata y Cuelga” de la montería. ¡Suerte!, dirán algunos, aunque los venados no le han entrado de principio, antes han pasado por otras puertas, entre ellas la ocupada por Borrego, un socio que tiene fama de buen tirador y en esta ocasión ha fallado de forma estrepitosa. Lo de siempre, “al mejor escribano le sale un borrón”.
Pallero, Paquino y mi sobrino Javier
A la hora de la comida hemos tenido suerte. Hay nuevo equipo de cocineros, con el “Latero” a la cabeza y  Casiano y José M. Jiménez de “pinches”. Ha elaborado un cocido extremeño de calidad, aunque algo sobrado de pringue. Los garbanzos buenísimos, cayó un buen plato con su correspondiente pringá. No se ha cumplido lo de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, el presente ha mejorado.
Al día siguiente, 13 de Octubre, Montería en “La Víbora”: Mancha Conejeras-Cuesta del Parral. No hay “Mata y Cuelga” y esta vez el puesto que me toca está autorizado para descaste de una cierva. Al final, otra montería más para enmarcar, sólo que esta vez con el ejemplo de lo que debería ser una armada con dos de lo defectos mayores: sin seguridad y estorbo entre los puestos. Pero este tema será cuestión de tratarlo en otro post.

Como curiosidad la foto que tomé en la junta de carnes: un “varetillo” entre las reses. En todas las monterías se advierte por activa y por pasiva la prohibición de disparar sobre varetos y horquillones, pero siempre hay algún montero corto de vista ó ligero de gatillo, o ambas cosas a la vez. Esta vez inexplicable, matar un bicho para darle carne a la organización, la cual con toda la cara del mundo lleva la res a la junta, donde se exhibe sin pudor, con tal de poder cobrar la canal. No nos extrañemos que en las monterías abiertas escaseen los machos. Antes, la organización, se guardaba de presentar estos bichos en público: o bien se lo llevaba el montero o, lo que es peor, se quedaba para comida de las zorras.
Llegó el último día, domingo 14, y nos fuimos a dar unas “manitas” a las zorras. Un “cara y cruz” en “La Gaitera” finiquitado para las 11 ½ de la mañana posibilitó mi regreso a Sevilla antes de la hora de comer, por necesidades familiares, y fue totalmente demostrativo de la escasez de la caza menor: tan solo una perdiz se presentó en las puertas. Creo que, en lo que respecta a caza menor, lo tenemos todo hecho esta temporada. ¡Malos augurios!
Ya hacia tiempo que no se presentaba esta apertura, totalmente falta de lances tanto positivos como negativos. Uno se va aburriendo poco a poco, aunque la afición vuelve a resurgir por encima de todos los  desastres y volveremos a salir al campo dispuestos nuevamente a venirnos bolos y tener que explicarles la cuestión a la familia y amigos que se muestran totalmente escépticos de nuestra forma de actuar. Para ellos nuestro comportamiento no deja de ser un poco de “jilipollas”, pero nosotros “erre que erre”.

domingo, 21 de octubre de 2012

“OPERACIÓN HORUS”: EL CONTROL DE LAS SUBVENCIONES POR PARTE DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA ANDALUZA Y SU PAPEL EN EL TEJIDO EMPRESARIAL

He visto estos días pasados en Internet  un artículo referente a la llamada “Operación Horus”Andalucía Información, cuyo titular es el siguiente: “El Expolio que nunca existió”. Leyendo el artículo con más detenimiento deduzco que hace un año y medio, aproximadamente, se produjo una denuncia por parte del Seprona, de la Guardia Civil, hacia el ilegal funcionamiento de un centro de cría de Águilas Reales en Sevilla, concretamente uno situado en el barrio de San Jerónimo. La denuncia recayó en el Juzgado de Instrucción nº 1 de Sanlucar la Mayor (Sevilla). En dicha instrucción se presumió, en principio, que se estaba ante un caso de una extensa red  dedicada al expolio y tráfico de aves rapaces protegidas en la que estaban implicados centros de cría repartidos por toda la península, concretamente en Jaén, Córdoba, Ciudad Real, Coín (Málaga), Baracaldo (Vizcaya), Bilbao, San Lorenzo de El Escorial (Madrid), Lorca (Murcia)  y Avilés y Cangas de Onis (Asturias). 
La conclusión a la que llegaron las investigaciones  llevadas a cabo por la Unidad Central Operativa Medioambiental (UCOMA) del SEPRONA, en las provincias citadas, era que los implicados “robaban” huevos y pollos de águila imperial del medio natural y los llevaban al centro de Sevilla, donde los presentaban como nacidos en este centro para seguir cobrando las subvenciones de la administración andaluza, que podrían rondar el millón de euros anuales por diferentes conceptos desde 2.002.
Pues bien,  después de año y medio de instrucción, el juez  ha llegado a la conclusión de que no hay existencia de dicha red y que los implicados han actuado por su cuenta de forma separada, con lo cual se ha inhibido a favor de los juzgados de las diferentes provincias afectadas en la causa sobre "la presunta red de expolio de aves rapaces protegidas”.
Pero con ello, el juez no intenta quitar culpabilidad a los imputados, sino sólo decir la no existencia de una red organizada. Los denunciados por el Seprona seguirán estando, presumiblemente, imputados, pero ahora por otro juzgado, el correspondiente a su demarcación territorial. Por ello, me parece que el titular del artículo no es el adecuado, “El Expolio que nunca existió”, ni que  "La Guardia Civil se equivocó, confundió a expoliadores con científicos".  Sólo reconocer que  se ha mantenido una instrucción por un juez incompetente territorialmente y que ahora retomarán dicha instrucción los juzgados a los cuales se les ha traspasado la causa, ya repartida.
Lo inaudito e increíble del asunto es que cómo es posible que la Administración Pública, en este caso la andaluza, no realice controles sobre las empresas privadas a las que subvenciona, para en primer lugar constatar que, dichas subvenciones, son viables y se gastan en  los proyectos subvencionados y no en otros; en segundo lugar que se realizan todas y cada una de las justificaciones del presupuesto y, por último, que se cumple el fin perseguido, como es la cría y posterior suelta de las rapaces en los lugares adecuados.  Pero claro, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia: el proceso de cría se lleva a cabo con huevos y pollos conseguidos de forma ilegal,  la subvención no sólo se gasta en el fin perseguido, en este caso las repoblaciones del águila real, sino que parte o incluso todo se puede gastar, presumiblemente, en la cría de otras rapaces, las cuales se venden a los cetreros y reportan pingües beneficios y al final se justifica la falta de aves protegidas como un fallo de la investigación. De cualquier forma es increíble que una administración pública lleve subvencionando, en este caso al Centro de Cría de San Jerónimo, durante nueve años y se descubra ahora el pastel por parte de la Guardia Civil.  Claro, los políticos se enteran por la prensa. ¿Si se enteran por los medios de comunicación del uso ilegal de un montante de 1.000.000.000 €?, caso de los ERE/s, ¿que no pasará con los cientos y cientos de subvenciones a nivel mas inferior? ¡Que sumen!, ¡que sumen todas estas y verán hasta donde llegamos! Puede que los 1.000 millones signifiquen una cantidad ridícula. Eso sin entrar en otros asuntos como son las “Encomiendas de Gestión”, “Subcontratas de Servicios Profesionales”, los llamados “Programa de compensación económica a la dedicación institucional”, “Cooperación Internacional” y bastantes más cosas. Pero eso son otras cuestiones que no vienen al cuento.
Este caso, el de las rapaces, es sólo una muestra de lo que está ocurriendo en nuestra Autonomía. Desde la Expo del 92, ejemplo de lo que, a mi juicio,  pudo considerarse inicio de la trama, la Junta de Andalucía ha tejido una red empresarial cuyos dirigentes están directamente relacionados con los correspondientes políticos de turno, los cuales reparten las subvenciones, encomiendas, subcontratas, apoyos institucionales, cooperaciones, etc.…etc.…, a capricho y sin tener que dar cuenta de las correspondientes justificaciones. Desde la citada Exposición Universal, donde se acuñó, creo por parte del periodista Antonio Burgos, una cifra curiosa, “El Pellón”, equivalente a 1.000 millones de las antiguas pesetas,  las administraciones locales, Ayuntamientos y Diputaciones, y regionales, Junta de Andalucía, tomando ejemplo de lo realizado por el insigne Jacinto Pellón, consejero delegado de la Sociedad Estatal, se han lanzado a una loca carrera por copar  la red productiva de esta región. Las empresas privadas con vocación empresarial, regidas por verdaderos emprendedores, han visto invadidas sus parcelas por empresas paralelas creadas al amparo de las subvenciones y regidas por los amigos y/o familiares de los políticos de turno,  creándose una injusta competencia y viéndose obligadas a cerrar en una mayoría. Las consecuencias ya las estamos viendo: esas empresas paralelas, debido a una lenta pero inevitable desaparición de las subvenciones, están cerrando por falta de una gestión adecuada y vocación empresarial,  y las otras, como consecuencia de la falta de pago de sus acreedores, entre los que se encuentran las Administraciones Públicas, se ven también abocadas al cierre, las que no lo hicieron al principio. Igual ocurre con el funcionario de carrera, el cual está siendo sustituido por el empleado público de la Administración paralela, disminuyendo año tras año la convocatoria pública de trabajo e incrementándose la de las Agencias o Empresas Públicas.
No es que yo, desde estas líneas, le eche toda la culpa a una forma de gobernar la Autonomía, que veo bastante estúpida y perjudicial para los ciudadanos. Hay también una crisis provocada por esa misma forma de gobierno fuera de nuestras fronteras, por ese afán de encumbrase y ponerse rico a costa de los demás. 
El día 30 de Septiembre pasado, un artículo de “El Mundo”, firmado por Francisco Rosell, titulado “Atrapados en el Tiempo”, se hace eco perfectamente de estos hechos con las siguientes palabras: <<Andalucía lleva 30 años en un “Inacabable día de la marmota” sin denunciar jamás conductas por graves que sean” . "La prosperidad de las sociedades -y Andalucía es un ejemplo pristino- reside en la calidad de sus instituciones. Por eso, “cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no con bienes sino con favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias, más que por el trabajo, y que las normas no le protegen contra ellos, sino que, por contra, son quienes están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez supone un inútil sacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que esa sociedad está condenada”>> . 
Desde estas líneas felicito al Sr. Rosell por haber expresado en tan pocas palabras y de una forma tan clara, una forma de actuación como la que se lleva a cabo desde las instituciones andaluzas. Aunque hay que reconocer que la CEA (Confederación Empresarial Andaluza) es una de las beneficiarias de las subvenciones.
Creo, desgraciadamente, que volver a poner en marcha un tejido empresarial auténtico, con emprendedores conscientes del riesgo y de su responsabilidad, nos costará bastante tiempo. No creo que volvamos a conocer los tiempos de bonanza pasados. Se cumplirá en este caso el dicho de que “cualquier tiempo pasado fue mejor” y, en este caso, de verdad. De cualquier forma espero que algún día cambien las actuaciones de las instituciones y no lleguemos a la condena de la sociedad preconizada por el Sr. Rossel.





lunes, 1 de octubre de 2012

USO DEL CALIBRE .22


USO DEL CALIBRE  .22
(30 de Septiembre de 2.012)

Las revistas de caza del mes de Agosto pasado, casi todas, hablan en sus editoriales del posible uso del calibre .22. Comunican la noticia de que a través de diversas gestiones realizadas por la Oficina Nacional de la Caza (ONC), “se ha logrado que la I.C.A.E. (Intervención Central de Armas y Explosivos) de la Guardia Civil reconozca que el Calibre .22 no está prohibido y que no existen limitaciones en el actual Reglamento de Armas para su uso en la caza. Esto posibilita que se puedan realizar los trámites necesarios con las Comunidades Autónomas para que sean éstas las que decidan incluir o no su uso en las Leyes de Caza que regulan la actividad en cada territorio”.

Sinceramente, creo que se está informando al público de una manera equivocada. Vamos a examinar lo que dicen las normas respecto al uso de este calibre:

1º.   El Real Decreto 137/1993, de 29 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Armas, modificado por el Real Decreto 976/2011, de 8 de julio, en su Sección III. Clasificación de las Armas Reglamentadas, dice en su artículo 3. que, son armas de:

w  Segunda categoría:

ü  Armas de fuego largas rayadas: Se comprenden aquellas armas utilizables para caza mayor. También comprende los cañones estriados adaptables a escopetas de caza, con recámara para cartuchos metálicos, siempre que, en ambos supuestos, no estén clasificadas como armas de guerra.

w  Tercera categoría:

ü  Armas de fuego largas rayadas para tipo deportivo, de calibre 5,6 milímetros (22 americano), de percusión anular, bien sean de un disparo, bien de repetición o semiautomáticas.

ü  Escopetas y demás armas de fuego largas de ánima lisa, o que tengan cañón con rayas para facilitar el plomeo, que los bancos de pruebas reconocidos hayan marcado con punzón de escopeta de caza, no incluidas entre las armas de guerra.

Se observa con extrema claridad, que cuando habla de las armas de segunda categoría, como armas de fuego largas rayadas utilizables para caza mayor, no excluye ningún calibre en la citada categoría. ¡Ojo! Cuando hablo de calibre no me refiero al diámetro de la recámara del arma, sino al correspondiente del ánima del cañón, coincidente con el diámetro de una sección recta del proyectil, con las diferencias o tolerancias técnicas necesarias y permitidas entre ambos. Deduzco, por tanto, que cualquier calibre está permitido en caza mayor, siempre que se dispare con un arma de fuego larga rayada, o sea un rifle, una carabina ó un fusil.

No obstante, más adelante hace una excepción, al incluir en la Tercera Categoría a las “armas de fuego largas rayadas para tipo deportivo, de calibre 5,6 milímetros (22 americano), de percusión anular”

Y es aquí donde se encuentra la diferencia, cuando al final dice: “…….de percusión anular”.

Antes de seguir con más razonamientos haré mención a algunas normas de caza, aquellas que me caen más cercanas:

2º.   LEY 4/1996, de 12 de julio, de Caza, de Castilla  y León

       El artículo 30. Armas, dispositivos auxiliares, municiones y calibres, dice “que se permite el ejercicio de la caza en Castilla y León con las armas legales con las siguientes excepciones:

b) Armas de fuego largas rayadas de calibre 5,6 milímetros (.22 americano) de percusión anular”

3º.   LEY 14/2010, de 9 de diciembre, de caza de Extremadura

      El artículo 36. Prohibición de cazar con determinadas armas, municiones, calibres y dispositivos auxiliares, expresa en su apartado c) que: “quedan prohibidas las armas de fuego largas rayadas de calibre 5,6 milímetros (calibre 22) de percusión anular”.

 

4º.   Ley 8/2003, de 28 de octubre, de la flora y la fauna silvestres, de la Junta de Andalucía.BOJA 218/2003,
de 12 de noviembre.

El Anexo I, al hablar sobre los Medios de Captura Prohibidos, expresa en su apartado A)8.º, como prohibidos: “Las armas de gas, así como las automáticas o semiautomáticas cuyo cargador admita más de dos cartuchos, las de aire comprimido, los rifles de calibre 22 de percusión anular, las provistas de silenciador, de amplificador de visión para el disparo nocturno o convertidor de imágenes electrónico, o las que disparen proyectiles que inyecten sustancias paralizantes”

Se observa, por tanto, que las normas vigentes no prohíben el uso total del calibre .22 para desarrollo de acciones cinegéticas, si no sólo aquellos calibres .22 de “percusión anular”.

Creo que se está cometiendo un error importante, como es confundir el calibre de un arma, con el posible cartucho que pueda usar esta misma arma. Cuando se habla de calibre, ya lo comenté más arriba, se hace referencia al diámetro interior del ánima del cañón, coincidente con el diámetro de una sección recta del proyectil a usar, con las diferencias o tolerancias necesarias y permitidas entre ambos. En cambio, la denominación del cartucho expresa no sólo este parámetro, sino que también hace referencia, directa o indirectamente, al diámetro y longitud de la recámara del arma.

Últimamente, en la revista Trofeo Caza&Conservación, han salido dos artículos que, bajo mi punto de vista, están informando de forma un tanto sesgada a los lectores.

Así, en la revista de Agosto pasado, nº 507, la sección “El Peso de la Ley”, del abogado Alonso Sánchez Gascón, publica un artículo sobre “El Calibre .22” en el que no especifica para nada las connotaciones que hace la normativa al respecto, como es la coletilla de “percusión anular”, respecto de este calibre.

Igualmente, en este caso un artículo más técnico, la misma publicación del mes de Julio pasado, incluye un artículo firmado por Juan Francisco Paris, en el que en titulares de cabecera invita de una forma expresa a todos los cazadores que poseen un calibre.22: “Vaya preparando su rifle del .22, algunas CC.AA. desean autorizarlo en caza”. Es curioso que el Sr. París haga esta invitación, sabiendo que la gran mayoría de los propietarios de este calibre poseen un arma de “percusión anular”, y por lo tanto prohibida para el ejercicio de la caza. Es curioso, porque después, en el artículo hace toda una disertación técnica de lo que se entiende por “calibre” y lo que se entiende por “cartucho “, diciendo con toda propiedad que “el calibre .22 es un término que normalmente se emplea mal en España, pues cuando lo utilizamos los cazadores normalmente nos queremos referir al cartucho .22 Long Rifle, que es el .22 más conocido y utilizado en nuestro país y en todo el mundo, pero lo cierto es que no existe un único cartucho del calibre .22, sino muchos”, aunque le falte el calificativo ya expresado de “percusión anular”.

Así pues, y resumiendo, llego a la conclusión de que se puede cazar con un arma de calibre .22, a excepción de los cartuchos de este calibre de “percusión anular”, o sea que se puede cazar con multitud de armas de este calibre siempre y cuando utilicen cartuchos de “fuego o percusión central”. Y para más detalle sobre estos cartuchos remito a los lectores al artículo mencionado de Juan Francisco Paris, el cual sabe infinitamente más que yo sobre el tema.

Me gustaría conocer de forma literal el escrito, informe o lo que sea, donde la Intervención Central de Armas de la Guardia Civil reconoce que "el calibre .22 no está prohibido y que no existen limitaciones en el actual reglamento de armas para su uso en caza...”

Concluyendo, interpreto que, el anterior informe de la Guardia Civil puede referirse  a los cartuchos calibre 22 de “percusión o fuego central”, como por ejemplo el .222 Remington, ya que las armas recamaradas para este cartucho (cartucho y no calibre) entrarían dentro de las de Clase Segunda: “Armas de fuego largas rayadas: Se comprenden aquellas armas utilizables para caza mayor” y las armas que usen los cartuchos de calibre .22 de “percusión o fuego anular”, como por ejemplo .22 Long Rifle y el 5,6 milímetros (22 americano), de percusión anular, seguirían siendo armas de tiro deportivo y prohibidas para la caza, dentro de la Clase Tercera.