martes, 23 de octubre de 2012

APERTURA DE LA VEDA GENERAL: “ERRE QUE ERRE”




Respecto de la Sociedad de Cazadores Local de Monesterio, el comienzo de la general se presentaba bastante pesimista: los conejos no acaban de prosperar, la perdiz ha criado bastante mal, por no decir muy mal, y la liebre no se sabe. Como será la cuestión, que se está pensando en dejar de cazar al salto y sustituir esta jornadas por cacerías al zorro, ya que dejar de cazar para que las alimañas se coman la caza es tomar determinaciones que no nos benefician a los cazadores y si a los carnívoros. Que yo sepa tememos en nuestro coto bastantes mamíferos carnívoros, sin contar las aves de rapiña, reptiles, perros asilvestrados, etc.: comadrejas, zorros, jinetas, meloncillos, tejones, turones, gatos salvajes, etc. Dejar de cazar y no emprender una acción formal de control de alimañas, sería como si nada. Así que me veo este año sin cazar la menor, a excepción de los zorros, en el coto de Monesterio  y a esperar a los zorzales y palomas, que cada año se presentan peor. Un futuro nada halagüeño.
No salió nada para la jornada del domingo, 7 de Octubre, apertura de la general en Andalucía. Esperaba ir a algún sitio a cazar conejos, pero cazar esta modalidad  sin perro es como ir a cazar perdices con un palo.
Por contra, la apertura general en Extremadura se presentaba bastante apretada: día 12 montería en “El Castillo” de la Sociedad Local, día 13 montería en “La Víbora”, finca de los Hnos. Flores, y el domingo cacería general en la Sociedad Local, que al final fue de zorros. Esto posibilitó pasar el fin de semana en el pueblo, aunque el último día quedaría algo “castrado” a consecuencia de la vuelta.
La meteorología no fue muy halagüeña. Lo que parecía iba a ser un otoño excelente con un comienzo de lluvias abundantes, no fue más que “flor de un día” que nos dejó con la miel en los labios. A partir del 15-16 de septiembre, comenzaron a vaticinarse por los meteorólogos una serie de borrascas  que barrerían todo el sur de España de Este a Oeste. Se presagiaban lluvias en abundancia y con cierta persistencia; ¡vamos!, lo que se dice una entrada de otoño y salida del verano con todas sus consecuencias: bajadas de las temperaturas, sin llegar a extremos, y agua en cantidad suficiente para que el campo se recuperase de una sequía que venía desde el mes de Abril, los pastos brotaran para alimento del ganado y se “otoñasen” los frutos propios de la estación, fundamentalmente aceitunas y bellotas, y despidiéramos el denominado “veranillo de San Miguel”. Ya lo dice el refrán, comentaron muchos prometiéndose felices y contentos: “la otoñada verdadera por San Mateo la primera”.
El día 25, en el pueblo, se presentó cerrado y el 26 comenzaron las precipitaciones, no abundantes, con un tiempo lo que se dice “guarreado” : 6,60 mm el día 26, 4,60 mm el día 27, 1,00 mm el día 28 y 3,80 mm el último día del mes. En total 16,00 mm, que podrían haber sido excelentes si hubiesen tenido compañeros en los día consiguientes.
¡Pero no! La lluvia que tan abundante se presentaba en los vaticinios, pasó sin que el campo hubiese experimentado el remojón que necesitaba. Eso si, se manifestó de forma totalmente irregular, incidiendo más al sur: en Sevilla algunos pueblos registraron el día 27 precipitaciones por encima de los  70 mm y,  no digamos más al Este, hasta 214 mm el día 27 por la tarde, en menos de 4 horas, con los consiguientes daños.
El campo, nada mas recibir la lluvia, aún siendo escasa, cambió totalmente su fisonomía: las hojas de encinas, alcornoque, olivos y los arbustos propios del clima mediterráneo, en parte por la acción de lavado y también, por supuesto, por la respuesta del árbol ante la humedad del suelo,  cambiaron de color tornándose en un verde mas claro y limpio del que presentaban hasta su aparición. Las aceitunas y bellotas, aunque escasas debido a la sequía anterior,  engordaron de inmediato preparándose a la maduración. Igualmente, como consecuencia de la pronta germinación de las semillas más blandas, el suelo comenzó a cubrirse de un verdor propio del otoño. ¡Hasta aquí, estupendo! Una “meada”, una mínima lluvia, sólo 16 l/m2, obran el milagro: lo que antes era un secarral prometía convertirse en paisaje lleno de verdor.
Pero no, no se había producido esa “otoñada verdadera”, vaticinada por el refrán, sino todo lo contrario: una otoñada falsa, como consecuencia en primer lugar de su escasez y en segundo lugar del tiempo que siguió: seco y caluroso, más propio del mes de Agosto que de Octubre. La lluvia desapareció como por ensalmo, como si un brujo hubiera cortado el tiempo de forma rápida, desconocida y supersticiosa, y las temperaturas comenzaron a subir presentándose el verdadero “veranillo de San Miguel ó del membrillo": máximas de 30ºC, mínimas de 13ºC y lo que es peor, unas medias de 24ºC. Consecuencia: las tiernas hierbas recién germinadas se agostaron y secaron, las semillas desperdiciadas, bellotas y aceitunas por el suelo, lo que se dice “una otoñada al carajo”. Ahora,  para que el campo vuelva a reverdecer como consecuencia de la germinación de las plantas, primero deberá llover más abundantemente, las semillas que quedan son mas duras, y pedir que no bajen en demasía las temperaturas. Esto es cada vez más difícil, como consecuencia de la cercanía de los fríos del invierno.
La foto muestra una imagen de la dehesa extremeña, foto del día 13 de Octubre, con el suelo totalmente seco, las encinas y alcornoques prácticamente sin hojas, el sol se cuela entre ellas, y si se pudiera apreciar contemplaríamos bellotas sin madurar en el suelo caídas de los árboles a consecuencia de haber engordado con las lluvias y haberse aflojado el cascabullo a consecuencia de las altas temperaturas.
Menos mal que las previsiones para el fin de semana, temperaturas más bajas, se cumplieron y posibilitaron un desarrollo de las acciones cinegéticas lejos del calor insoportable del año pasado.
Llegó el ansiado día 12 y se desarrolló la clásica montería de la Sociedad Local en “El Castillo”. Este año no hay permiso para descaste de las “Pepas”, por aquello de no tenerlo previsto en el Plan Cinegético de la Sociedad, por lo que, en vista de la previsible escasez de reses, la sociedad decide que la montería sea “Mata y Cuelga”. Hacemos una “peñita” para reparto de la carne y nos juntamos seis puestos.
Pero como estas montería son lo más parecido a una lotería, ¡con todas las probabilidades que teníamos de matar, seis puestos,  y poder repartir carne!, ninguno de los seis puestos ha disparado, ¡manda güevos!
Con Pepe Broco y los tres venados de "La Emisora"
Eso sí, para no perder la afición ó el vicio, no se que será, en la armada de “La Emisora”, un gachó, encima forastero para mas INRI, que supongo vendrá con una rehala, ha matado tres venados, entre ellos un doblete, y ha dejado pasar, sin tirar, otros dos por demasiado pequeños y porque ya tendría carne en cantidad, dado el carácter de “Mata y Cuelga” de la montería. ¡Suerte!, dirán algunos, aunque los venados no le han entrado de principio, antes han pasado por otras puertas, entre ellas la ocupada por Borrego, un socio que tiene fama de buen tirador y en esta ocasión ha fallado de forma estrepitosa. Lo de siempre, “al mejor escribano le sale un borrón”.
Pallero, Paquino y mi sobrino Javier
A la hora de la comida hemos tenido suerte. Hay nuevo equipo de cocineros, con el “Latero” a la cabeza y  Casiano y José M. Jiménez de “pinches”. Ha elaborado un cocido extremeño de calidad, aunque algo sobrado de pringue. Los garbanzos buenísimos, cayó un buen plato con su correspondiente pringá. No se ha cumplido lo de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, el presente ha mejorado.
Al día siguiente, 13 de Octubre, Montería en “La Víbora”: Mancha Conejeras-Cuesta del Parral. No hay “Mata y Cuelga” y esta vez el puesto que me toca está autorizado para descaste de una cierva. Al final, otra montería más para enmarcar, sólo que esta vez con el ejemplo de lo que debería ser una armada con dos de lo defectos mayores: sin seguridad y estorbo entre los puestos. Pero este tema será cuestión de tratarlo en otro post.

Como curiosidad la foto que tomé en la junta de carnes: un “varetillo” entre las reses. En todas las monterías se advierte por activa y por pasiva la prohibición de disparar sobre varetos y horquillones, pero siempre hay algún montero corto de vista ó ligero de gatillo, o ambas cosas a la vez. Esta vez inexplicable, matar un bicho para darle carne a la organización, la cual con toda la cara del mundo lleva la res a la junta, donde se exhibe sin pudor, con tal de poder cobrar la canal. No nos extrañemos que en las monterías abiertas escaseen los machos. Antes, la organización, se guardaba de presentar estos bichos en público: o bien se lo llevaba el montero o, lo que es peor, se quedaba para comida de las zorras.
Llegó el último día, domingo 14, y nos fuimos a dar unas “manitas” a las zorras. Un “cara y cruz” en “La Gaitera” finiquitado para las 11 ½ de la mañana posibilitó mi regreso a Sevilla antes de la hora de comer, por necesidades familiares, y fue totalmente demostrativo de la escasez de la caza menor: tan solo una perdiz se presentó en las puertas. Creo que, en lo que respecta a caza menor, lo tenemos todo hecho esta temporada. ¡Malos augurios!
Ya hacia tiempo que no se presentaba esta apertura, totalmente falta de lances tanto positivos como negativos. Uno se va aburriendo poco a poco, aunque la afición vuelve a resurgir por encima de todos los  desastres y volveremos a salir al campo dispuestos nuevamente a venirnos bolos y tener que explicarles la cuestión a la familia y amigos que se muestran totalmente escépticos de nuestra forma de actuar. Para ellos nuestro comportamiento no deja de ser un poco de “jilipollas”, pero nosotros “erre que erre”.

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