jueves, 15 de noviembre de 2012

¿QUÉ ME HAS HECHO QUE NO ME HABLAS? CURIOSO CASO PROTAGONIZADO POR LA SOCIEDAD DEPORTIVA DE CAZADORES “VIRGEN DE GRACIA” DE EL RONQUILLO (SEVILLA)


En los tiempos en que estuvo de veterinario en Monesterio Manuel Barreto, “El Portugués”, como le decíamos sus amigos, dada su condición de natural de Villanueva del Fresno (Badajoz), antes, siglo XVII,  “Vila Nova de Portugal”, me llamó la atención un dicho curioso que me soltó en una ocasión: “Qué me has hecho que no me hablas”. Aludía a que un individuo le había hecho una charranada y como consecuencia de ello le había dejado de hablar. Me llamó enormemente la atención el dicho y el hecho.
Siempre había creído, con cierto sentido común, que las personas se enfadaban al recibir de otro una charranada o engaño. ¡Pero no!, suele suceder comúnmente lo contrario. Alguien te hace una jugada y seguidamente, no contento con haberte hecho “la pascua”, se enfada contigo. También le suele suceder al que presta dinero a un amigo; si en un momento determinado le reclama la deuda, tiene muchas probabilidades de perder el amigo y el dinero.
Viene esto a cuento de lo ocurrido en la montería del día 20 de Octubre pasado organizada por la Sociedad Deportiva de Cazadores Virgen de Gracia de El Ronquillo, concretamente en la mancha denominada "Pajares-Prestín", armada “Esparragoso”, del término municipal de Almadén de la Plata (Sevilla). Parece ser, según comunicación de Curro, rehalero que me cede su puesto mediante pago del mismo, que me han declarado persona “non grata” para la sociedad, con lo cual presupongo y confirmo mi falta de asistencia para otras dos monterías concertadas con ellos: sábados 24 de Noviembre y  12 de Enero.
Lo acaecido está meridianamente expuesto en el post de fecha 12/11/2012, en el que me limito a expresar los hechos ocurridos sin ánimo de perjudicar a nadie y que paso a resumir en los siguientes puntos, a pesar de que pueda ser algo reiterativo:

1º. Celebración del sorteo el día anterior: no tengo nada en contra sobre que el sorteo se celebre con anterioridad, aunque opino que no es en absoluto necesario. Pero esta acción dice poco en relación a la ética de la organización. Por otra parte si ya ganaron tiempo con esta acción, porqué quieren ganar más, parece recochineo, citándote a las 8 de la mañana. Hay algo que está muy claro, como es el hecho de que los forasteros que compren una puerta, bien directamente o a través de alguna rehala, ya tienen bastante con la cochada y madrugón de la mañana de la montería como para tener que desplazarse también el día antes para acudir al sorteo. No estoy presuponiendo nada, pero esta cuestión la saben perfectamente las organizaciones de caza. Por otra parte, en multitud de monterías, como esta, denominadas de “medio pelo”,  se suele citar al personal a las 9, se celebra el sorteo “in situ”, en presencia de todo el mudo, y si la organización funciona medianamente bien, a las 9 ½, 10 máximo, puede y debe estar en marcha la primera armada. Pues bien, la primera armada en ponerse en marcha fue precisamente la mía, “El Esparragoso”, casi a las 10 ½.

2º. El postor: Llegué a “El Ronquillo” a las 8 ½ justas, media hora tarde. Personado en el lugar de la cita, salida del pueblo, N-630 enfrente del puesto de socorro de la Cruz Roja, al no hallar a nadie, me voy al pueblo a tomar un café con churros. Tanto fuera como dentro del bar,  está atestado de cazadores. Todos van a la misma montería, al igual que yo. Sobre las nueve vuelvo al lugar de la cita, pregunto por el Sr. Pérez, encargado de la organización, a un señor que está dentro de un coche, esperando, y me señala un coche que acaba de llegar:
- Es ese que acaba de llegar, me indica.
De entrada, el organizador acude a la cita una hora tarde. Me doy  a conocer y me entrega la papeleta con la que he sido “agraciado” en el sorteo celebrado el día anterior, en la que figura armada “Esparragoso”, puesto nº 5, hora de salida la 9,00 y el postor responde al nombre de Enrique Jiménez Díaz, el cual en ese momento tampoco está presente. Pasados unos cinco minutos me dirigimos a otro Sr., no veíamos al Sr. Pérez, para indagar sobre nuestro postor y cual sería mi sorpresa al contestar:
- Yo soy Enrique Jiménez
- Soy el nº 5 de la armada “Esparragoso”, le contesto
- De acuerdo, no os despistéis mucho que enseguida salimos.

3º. El “impostor”: pasa el tiempo, nuestro “postor” ha desaparecido y procuro volver a contactar aunque sin éxito. Compruebo que hay también cazadores que van a la misma armada, lo cual me tranquiliza. Sobre las 9 ½ llama la atención un individuo sobre la armada “Esparragoso” y se erige en el postor de la misma. No es cazador, no tiene pinta, para mí, en principio se está haciendo pasar por el verdadero postor, de ahí la palabra “impostor”, dicha sin ánimo alguno de ofender. Según sus palabras, el postor no puede acudir por enfermedad. Debería haber sido el Sr. Pérez el encargado de avisarnos del cambio, por demás bastante repentino, si no sospechoso.

4º. La hora de salida:  pues bien, dados los acontecimientos e incidencias producidas, la armada que debería haber salido a las 9,00 horas, algo intempestiva para mi gusto, no sale hasta bien pasadas las 10, casi 10 ½, por otra parte buena hora.

5º. La armada “Esparragoso”: ya califiqué la armada de innecesaria y peligrosa. El arroyo “Esparragoso”, más bien barranco, constituye un verdadero cañón con desniveles de más de diez metros y pendientes próximas, en bastantes ocasiones a la vertical.
Un resbalón, muy probable, dadas las lluvias recientes hubiera supuesto una  caída al fondo del barranco con consecuencias que más vale no pensar. El postor, joven, ágil y acostumbrado a andar por los riscos, al más puro estilo caprino, hacia caso omiso de las protestas de los cazadores.
Para mayor dificultad, en este caso para las reses, detrás nuestra se encuentra una malla cinegética de unos dos metros de altura.
Estuve preocupado por el regreso, el cual efectué, como dije, a través del monte, en una subida pronunciada, de difícil realización pero segura. Como sería la cuestión que una vez en el coche, sentí un gran alivio y alegría por haber regresado ileso.

6º. Los puestos: se constituyen los puestos, como dijimos, a lo largo de lo que aproximadamente serían los dos catetos hipotéticos de un triángulo rectángulo: 1, 2, 3 y 4 un cateto, y el resto, a partir del 5, otro cateto (Ver croquis del pots anterior), o sea una especie de encerrona muy apropiada para la caza en tiempos de la Edad de Piedra, pero nada adecuada para una montería. Sería necesario, para que las reses terminaran en esta especie de “saco” que todas las rehalas, de forma muy apretada, batieran la mancha en dirección a este rincón, para que alguna res acabara en el mismo. Con todo, en este hipotético caso, muchas reses preferirían escapar, de no ser tontas, a través de los batidores.
Añado, como nota curiosa, que los puestos 1, 2 y 6 no se cubren, por lo que se quedan vacíos. Hubiera sido adecuado, dada esta circunstancia y el difícil y peligroso camino, que el postor hubiera advertido a los cazadores y les hubiera ofrecido la posibilidad de escoger los puestos 1 y 2, situados antes de empezar el “desfiladero”. ¡Pero no!, el postor, que no es cazador ya que no porta avío de ninguna clase, sólo su cuerpo serrano, en una actitud despótica, advierte que los cazadores debemos situarnos en el puesto que nos ha correspondido, incluso profiriendo alguna que otra amenaza velada.

7º. Los cazadores: Sólo una cosa tengo que decir de los cazadores que ocuparon los puestos 3, 4, 5 y 7; ninguno de ellos, incluido yo, éramos integrantes de la Sociedad Virgen de Gracia. No sé en qué calidad acudieron, supongo que con puestos de rehalas o invitados por alguien.
Reconozco que al regreso, con el cuerpo caliente y fatigado por el regreso y el espíritu más caliente aún por el engaño, se me fuera la lengua con algún improperio para los organizadores. Pido disculpas, pero, incluso ahora en frío, reconozco que estaban más que justificadas.

8º. Interrogantes: Yo no soy nadie para hacer juicio de valor, lo que no deja que sea capaz de interpretar los hechos descritos y llegar a conclusiones adecuadas. Sólo me hago las siguientes preguntas y reto a los lectores de estas líneas a que saquen sus propias conclusiones:

a) ¿Cuál es la razón que lleva a la organización a celebrar el sorteo el día anterior? ¿Ahorro de tiempo? Creo que queda demostrado que no es esta.
b) ¿Si el sorteo celebrado el día anterior, suponía ganar tiempo, a que viene citar a las 8 de la mañana, sabiendo que ni siquiera el Sr. Pérez, como encargado, estará?
c) ¿Cuál es la razón por la que el postor designado, Enrique Jiménez Díaz, desaparece? ¿Se pone enfermo? Es extraño, ya que diez minutos antes estaba como una rosa disponible para colocar las puertas y para cazar. ¿Se negó a montar la armada por alguna razón? La desconozco, aunque puedo suponer varias.
d) ¿Por qué no se eligió a otro cazador para postor? No se pudo, ya que en la armada no estaba ningún socio que conociera los puestos. ¿No se prestó ningún otro que fuese cazador dadas las características de la armada? ¿Preferiría ir a otro sitio? ¿Fueron esas las razones por las que el nuevo postor era no-cazador? Pudiera que sí.
e) ¿Cuál es la razón por la que se quedan vacantes tres puertas de la armada, 1, 2 y 6? ¿Eran conocidas y fueron rechazadas? También pudiera ser así.
f) ¿Por qué no se advierte a los cazadores el difícil acceso a los puestos y se ofrece una alternativa, como puede ser ofrecer los puestos 1 y 2? No acierto a vislumbrar razón alguna, solo mala leche pura y dura.
g) ¿Por qué razón, que no se me escapa, aunque no la mencione, los puestos de la armada, desde el 1 al 7, inclusive, o se quedaron vacantes o fueron ocupados por personas ajenas a la sociedad? Es extraño que no hubiera ningúnsocio.
h) Una reacción muy corriente en individuos de poca cultura, cuando no llevan razón, suele ser defenderse con un ataque. Se justifican echando la culpa al engañado o perjudicado.

9º. Conclusión: Una vez visto lo expuesto, he de decirle al Sr. Pérez, presidente y organizador de la cacería de la Sociedad Deportiva de Cazadores Virgen de Gracia de El Ronquillo, que con sus actitudes, organización encubierta de la montería y posterior prohibición para asistir en lo sucesivo a sus monterías, ha conseguido lo siguiente:

a) Hacerme un favor a mí y a futuros cazadores que sientan ganas de asistir a sus cacerías. Me ha puesto en bandeja de plata la excusa perfecta para no ir a las siguientes monterías, sábados 24 de Noviembre y  12 de Enero y a las sucesivas que se celebren.
b) Hacer un gran perjuicio al protagonista principal de la montería: el perrero.  En primer lugar inmediato, para las dos monterías que restan, ya que se verá obligado a buscar un nuevo cazador, y en segundo lugar futuro, para este perrero y para el resto. Después de lo acontecido ¿Qué cazador concertará monterías con un perrero? Ya me estoy imaginando la respuesta del cazador al perrero en el momento de hacer el trato:
“De acuerdo, me quedo con todas menos con las de la Sociedad Deportiva de Cazadores Virgen de Gracia de El Ronquillo”.
c) Un gran perjuicio a la misma sociedad, la cual verá dificultada la contratación de las rehalas, so pena de tener que contratarlas a base de dinero.
d) Un evidente perjuicio a la montería en general. Si de muchas monterías sale uno con cierta sensación de engaño, después de lo ocurrido en esta, esta sensación no sólo desaparece, si no que se ve bastante acrecentada.
e) Concluyo, Srs Pérez y Núñez, las instituciones, sean públicas o privadas, no solo deben ser decentes, sino también parecerlo, y la que Vd. preside no lo parece en absoluto.
f) A pesar de todo, no deseo le ocurra mal alguno, pero le prometo mi ausencia, encantado por propia voluntad, y las de más cazadores, en lo sucesivo.



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