viernes, 4 de abril de 2014

ANÁLISIS DE LA TEMPORADA PASADA (2.013-2.014) – I


Hacía ya bastante tiempo que no conocía una temporada de caza tan deficiente como esta. ¡Ojo!, hablo sólo y exclusivamente por mis experiencias.  La caza menor por su escasez y la mayor porque he debido de tener un “yuyu” de campeonato: la mayor parte de las monterías sin tan siquiera disparar; a este paso se me van a oxidar los cartuchos del rifle.
Se presentó una primavera (ya se sabe que el comportamiento de la primavera influye decisivamente en el desarrollo y reproducción de las especies cinegéticas) bastante rara: mes de Abril con temperaturas elevadas y mes de Mayo con fríos más propios de Febrero o Marzo. Para muestra, decir que durante la feria de Sevilla, últimos de Abril, se pasó calor más propio del verano, llegamos a los 37ºC, que de una primavera y que a los pocos días en Monesterio, concretamente el día 28 de de Abril cayó una nevada, prólogo de lo que iba a ser el mes de Mayo. La romería de San Isidro en esta localidad, 15 de mayo, se celebró con lluvia y un frío de espanto; media población de Monesterio agarró un resfriado de aúpa, más de uno hubo de ser tratado de síntomas de neumonía. Tampoco fue agradable el camino del Rocío para los peregrinos de Sevilla, y eso que en estas tierras el frío se nota bastante menos.
Como consecuencia de lo descrito, la bellota se heló en la mayor parte de la dehesa y la cría de la perdiz fue un enigma que no se pudo descifrar hasta bien empezado el verano. No quiero ni imaginarme las vicisitudes y sufrimientos que debieron  pasar los bichos en el campo, y no digamos nada si acababan de llegar  a este mundo; claro, los que pudieron resistirlo, que no serían muchos.  Pero vayamos por parte.

a) El descaste del conejo: escasez y abundancia

Ya sabemos que en Monesterio el conejo brilla por su ausencia y normalmente en la provincia de Badajoz no se autoriza el descaste.
Sólo se presentaron dos posibilidades: la primera era repetir al principio del descaste, primeros de Julio, ya estuve la temporada pasada, en la finca “Los Caños” del término municipal de Villanueva del Rio y Minas y la otra echar alguna que otra jornada  en el término municipal de Marchena, en este caso a partir del 15 de Agosto.
Paco, uno de los socios de “Los Caños”,
dedicado a destripar conejos; labor que
hay que hacerla cuanto antes
debido al calor. Foto del verano anterior.
Pues bien, fallaron las dos posibilidades: la primera, la de Villanueva, por la escasez del conejo; yo iba pagando un tanto la jornada con un cupo de conejos y ya el año pasado me vine dos días sin haber cubierto el cupo; la escasez  obligó a los socios, esta temporada, a desistir de vender parte de la caza. La segunda, en Marchena no falló por la escasez del conejo, allí abundan, sino por otras circunstancias, fundamen-talmente las vacaciones y la coincidencia de las jornadas con la media veda.
Se comprueba en más de un caso que el conejo se está desarrollando mucho mejor en zonas de cultivo, caso de Marchena, que en otras de monte, lugar donde se encontraba en sus orígenes. Pero estos menesteres será cuestión de tratarlos en un tema aparte

b) La Media veda

Esta temporada pasada dispuse de dos acciones de caza: una en Monesterio (Badajoz) y otra en Santaollalla del Cala (Huelva). Luego salió un día de caza suelto en un pueblo de Córdoba, La Coronada, perteneciente al término municipal de Fuenteobejuna.
Abrimos con la provincia de Córdoba en una finca denominada “Las Canalejas”, situada cerca de dos pedanías de Fuenteovejuna: “La Cardenchosa”  y “Los Rubios”, en una zona denominada “Los Chirimeros”
Grupo de “La Coronada”: después de comer, en lo más profundo del arroyo,
 cauce totalmente seco, huyendo del calor. De izquierda a derecha:
Pedro “El Madrileño”, J. Félix (autor del artículo), José Manuel
“Romo”, José Garrote, Pedro García Jr. y  Pedro García Sr.
Detrás de la cámara mi sobrino Javier

Pasamos un día de calor tremendo. La zona, de dehesa, con encinas clareonas, casi sin hojas debido a la sequia, dentro de un rastrojo ralo y bastante pateado por el ganado, prometía por la mañana una jornada cinegética aceptable. Al final el día no se dio como esperábamos y nos tuvimos que conformar con tirar alguna que otra tórtola turca. Cobramos seis tórtolas y dos palomas. La paloma aparte de verse poco tenía poco tomado el comedero y volaban por las nubes. Por la tarde era insoportable aguantar con el calor y dada la cantidad de moscas y toda clase de insectos a lo que se añadió la escasez total de pájaros,  abandonamos antes de cumplir.
En Monesterio estuve los días 24, sábado y 25, domingo. El primer día me tocó uno de los puestos cercanos al cortijo de la finca y sólo depararon lances con tórtolas turcas: abatí cinco de ellas con escaso consumo de pólvora, ocho tiros. Con buen sentido se decidió no cazar por la tarde, pero después con todo el mal sentido del mundo se tomó la decisión de volver al día siguiente, domingo. Ya lo dice el refrán: “a caza removía, no vayas al otro día”, pero el vicio puede más que uno. Aunque corrí cuatro puestos respecto al día anterior, en teoría más propicio para la paloma, estas brillaron por su ausencia y tuve que conformarme otra vez con las turcas: sólo abatí dos.
Día 24 en Monesterio: Con “Cachorro” y el “Chelito”
El mes de Agosto se portó climatológicamente hablando con una de cal y otra de arena. Los primeros veinte días fueron bastante calurosos; a pesar de que los días son ya bastante cortos por estas fechas y consecuentemente las noches más largas, las “blandas”  por las mañanas brillaron por su ausencia, perjudicando algunos frutos de verano como los higos y también otros de otoño, como bellotas, castañas, nueces, membrillos, etc.
Para no desmentir el comportamiento del mes, Agosto se despidió con tormentas fuertes y copiosas; baste decir que el día 29 descargó una tormenta de las que hacen época: 46,40 l/m2 cayeron en tan sólo veinte minutos, lo que provocó algo inaudito en Monesterio: inundaciones de casas en un pueblo que está situado en lo alto de un cerro con pendientes pronunciadas hacia todos lados. Algunos imbornales de calles situadas en tramos llanos fueron incapaces de evacuar  tanta cantidad de agua en tan escaso tiempo y en vez de tragar el agua que caía la despedían hacia arriba.
En Santaolalla, con la Sociedad Santa Marta
El día 1 de Septiembre fuimos mi sobrino y yo al comedero de la Sociedad de Santa Marta. Este año coincidieron las fechas de apertura de las sociedades de Monesterio y Santa Olalla y era comedero de segunda cacería. Aunque en líneas generales no se dio mal el día en su conjunto, mas tratándose de segundo día en el mismo lugar, sólo abatimos dos pájaros: una paloma por mi parte y una turca por la de mi sobrino.
A destacar la escasez de torcaces, no criaron bien este verano,  y muy pocas tórtolas comunes; estas últimas totalmente ausentes en algunos comederos. Está claro que la africana no gusta de compartir lugar de comida con las tórtolas turcas. Es inexplicable que la Administración no decida de una vez permitir la caza de las turcas; no sólo es una especie alóctona, si no que le está quitando el hábitat a una especie autóctona de toda la vida; cada vez hay más turcas y menos africanas ó comunes.
(Continuará)

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