miércoles, 6 de julio de 2016

LA CAZA MENOR SE ACABA: CONCLUSIONES A LA TEMPORADA 2015-2016: VI. Dos invitados cada vez más abundantes: el meloncillo y la gineta


        El meloncillo es un curioso animal que se ha presentado en nuestros terrenos de caza no se sabe bien de qué manera. Si uno consulta la bibliografía se encuentra de entrada que este animalito pertenece a la fauna ibérica, afirmación bastante gratuita, representado en la Península por la subespecie “Herpestes ichneumon widdringtonii”. Esta especie pertenece a la familia de los herpéstidos (Herpestidae), mamíferos placentarios pertenecientes al orden Carnívora. La subespecie presente en la Península está bien definida, ya que se distingue claramente de las poblaciones que hay en el norte de África por su tamaño algo mayor, globos auditivos más inflamados, color más oscuro en las poblaciones ibéricas y sobre todo por sus dientes más grandes. Se nota que ha evolucionado a mejor, dado que aquí ha encontrado en las especies de caza menor un reservorio energético que no tenía en su habitat original. La mayoría de las especies se conocen por el nombre de mangostas, siento esta la única mangosta europea, hecho raro de por sí.


  Yo, que llevo mucho tiempo cazando, desde los 10 años, tengo 68, puedo asegurar que el primer meloncillo que vi en el campo fue cuando ya era, relativamente, un cazador bastante experimentado, más de cincuenta años; y no sólo eso, sino que nunca en mi vida había oído decir a ningún cazador que hubiera visto alguno. Comenzaron a verse de pronto, como si hubiesen aparecido por arte de magia y entonces comenzaron a fraguarse distintas teorías sobre tan misteriosa aparición; la más comentada entre los cazadores, era la de que había sido introducida por los Organismos Oficiales adjuntos a la caza como animal que pudiera de alguna forma contribuir al equilibrio ecológico. Como si ya el hombre, no me refiero a los cazadores sino al hombre en general, no fuese el animal que más desafía este equilibrio con la explotación de los recursos naturales y domesticación y redistribución de especies animales.
Se piensa que la distribución del meloncillo en la península ibérica se debe a una acción antigua, aunque no es seguro. Probablemente fuera introducido por los fenicios, con la intención de eliminar de sus casas los ratones y reptiles.
Al igual que el meloncillo, nos encontramos con otro invitado, en este caso la jineta. Este animal, llamado también gato almizclero (Genetta genetta), es una especie de mamífero carnívoro de la familia de los vivérridos, la única de esta familia que se puede encontrar en Europa. Al igual que el meloncillo, parece ser que fue introducido en la Península Ibérica, en este caso por los árabes y con la misma intención: la eliminación de ratas, ratones y reptiles. Tampoco se veía mucho a este animal en el campo. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría con el meloncillo, sí que se oía hablar de él a otros cazadores, sobre todo a los que solían cazar con podencos. 
Al igual que el meloncillo, la jineta parece haber experimentado una tendencia expansiva en la zona suroccidental de la península, siendo principalmente abundantes en Sierra Morena. En Extremadura, al no haber grandes depredadores como linces o lobos, no tienen depredadores naturales. A pesar de ello, la Administración Pública ha considerado a estos animales autóctonos, estando actualmente catalogados en Extremadura como "de interés especial" y su caza totalmente prohibida.
Lo que sí está claro es que no son animales autóctonos. Son especies que han sido introducidas de forma artificial en el ecosistema, considerándose por tanto especies invasoras, denominadas alóctonas, por los problemas que representan. Llama la atención que sean, las dos, las únicas especies pertenecientes a su familia, existentes en todo el continente europeo. En nuestros casos, son animales que han encontrado en las especies de caza menor, liebres, perdices y conejos, una fuente de energía que no tenían en sus ecosistemas originarios, causando perjuicio y pérdidas económicas en el ecosistema de destino, el nuestro. Comparte presas con el zorro o el lince, e incluso algunos ganaderos se quejan de que estos animales crean daños a sus animales, si bien no es habitual que las mangostas no ataquen a animales tan grandes.
Ante la proliferación de estas especies la Administración debería tomar cartas en el asunto y considerarlas, al igual que se ha hecho con el zorro, especies cinegéticas y regular su caza. La Asociación de Productores de Caza pide declarar a estos animales "especies exóticas invasoras" y así poder cazarlos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario