lunes, 18 de julio de 2016

LA CAZA MENOR SE ACABA: CONCLUSIONES A LA TEMPORADA 2015-2016: VII. Algunas anomalías: becadas y codornices


Siguen produciéndose rarezas en la caza. Siempre es normal que en algunos de los grupos, no todos ni en todos los lotes de caza, se cobren a lo largo de la temporada alguna becada y/o codorniz, más raro esta última. Esta temporada, sin embargo se han visto las becadas al principio del otoño y también codornices, en mayor número que otros años. Es evidente que el tiempo está cambiando y con ello las costumbres de algunas de las especies de caza, sobre todo las que emigran a España, ya sea para pasar el invierno o para su periodo de crianza en el verano. Así, la becada en su bajada desde las tierras del Norte sigue en su peregrinar buscando terrenos encharcados, los que sigue encontrando en Extremadura debido a la relativa abundancia de lluvia en el otoño y la codorniz se queda parte del otoño al encontrar comida y temperaturas más suaves de las normales.

 

Decididamente el tiempo está cambiando y este cambio debe tener algún tipo de influencia antropológica. Si no, ¿cómo nos íbamos a explicar el tipo de vida que llevamos?: estamos agotando poco a poco todas las reservas de petróleo, expoliando los bosques, contenidos los ríos, agotados los acuíferos, poniendo barreras artificiales a la naturaleza – carreteras, autopistas, vías férreas, pantanos, líneas aéreas, cercas, etc...etc... Paralelamente, de acuerdo a las necesidades de una población que crece en progresión acelerada, aunque parezca que últimamente se frena en según cuales sitios, la agricultura y ganadería han incrementado y multiplicado sus producciones en base a desarrollo de nuevas semillas, tratamientos fitosanitarios, plantas transgénicas, creación de nuevas razas ganaderas más productivas, medidas profilácticas y curativas para la ganadería, etc…etc... Todo ello, debido a un incremento del consumo basado sólo y exclusivamente en las leyes de la oferta y la demanda de la población.
Es hora de que reflexionemos y pongamos sobre la mesa las posibles soluciones a estos problemas de contaminaciones, cambios de clima, escasez de la fauna, etc., y pensemos de qué cosas podríamos prescindir sin necesidad de sufrir y hacer excesivos esfuerzos. Estoy seguro que si nos pusiéramos a pensar detenidamente, nos daríamos cuenta que muchas de las cosas de las que disfrutamos actualmente no nos hacen demasiado falta. Creo que, incluso con el tiempo, no las echaríamos de menos.
La realidad es que hemos pasado por unos años de “vacas gordas” en los que hemos dilapidado muchos productos y ahora los estamos echando de menos. Cuestión de acostumbrarse a la escasez; a la larga la naturaleza lo agradece.




(*) Este tipo de lesión es muy frecuente verlo en las palomas de ciudad. En la construcción del nido emplean todos los materiales a su alcance, entre los que pude haber hilos, pelos, trocitos de plástico o alguna gomilla de las usadas en papelería, las cuales se enredan en las patitas de los pichones cuando son pequeños y que al crecer les amputan las extremidades o como mal menor los dejan lisiados. 

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