sábado, 25 de junio de 2011

DÍA DE LA SOCIEDAD LOCAL DE CAZADORES Nª Sª DE TENTUDÍA EN MONESTERIO (BADAJOZ)

DÍA DE LA SOCIEDAD LOCAL DE CAZADORES Nª Sª DE TENTUDÍA EN MONESTERIO (BADAJOZ)

Como todos los años, el día 18 de Junio pasado se celebró en los parajes del “Agua Fría” de Monesterio, el día de la Sociedad Local de Cazadores.
Este acto, que cada vez cuenta con más asistencia de socios y otras muchas personas del pueblo, todas bien recibidas, sirve fundamentalmente para que todos ellos se reúnan y fraternicen fuera de lo que es la actividad cinegética y exista ese acercamiento, de forma distendida, tan necesario entre las personas, sobre todo en aquellas que realizan alguna actividad en común.
Se ha aprovechado este año para homenajear a dos personas muy queridas por todos. Por una parte a Julio Álvarez Nevado, al que no pudimos hacerlo en vida, y por otra a una institución de la caza en el pueblo, Antonio “Caniles”.
Julio nos dejó el año pasado, un 29 de Agosto, día de caza. El día anterior habíamos estando tomando unas cervezas, también Conchi su mujer, y ante el panorama desolador de la media veda, no había pájaros en el comedero de las tórtolas, prefirió no asistir a la jornada de caza del domingo.
Por la tarde, me enteré de la terrible noticia; a Julio le había sorprendido la muerte a mediodía. Se presentó de improviso, sin avisar. Joselito, de la cafetería “Los Templarios”, le comunicó a mi mujer que Julio Álvarez había muerto. Me quedé atónito y bastante afectado. Se lo encontraron en el corral, había ido a dar de comer a los perros, con unos alicates en una mano y un trozo de alambre en la otra. Intentaría arreglar algo y le sobrevino un infarto que lo dejó muerto en un cantar, recién jubilado y dispuesto a disfrutar de una vida tranquila y sin sobresaltos.
Recuerdo que allá por el año 1.983, yo regresé a Monesterio, procedente de Valencia. Me vine al pueblo y comencé a trabajar en la profesión libre.
Uno de mis primeros contactos fue con la cooperativa ganadera “AL Kasera” de Calera de León, la cual estaba proyectando una Almazara para moler la aceituna de sus socios. De esta manera conocí a su presidente, Julio Álvarez, y enseguida congeniamos, tanto que seguí trabajando con ellos en una fábrica de piensos y en un cebadero de terneros.
Posteriormente, Julio se hizo socio de la Sociedad de Cazadores de Monesterio, su suegro tenía tierras cedidas, y ya no perdimos el contacto, fuese en las cacerías, reuniones en el campo, matanzas caseras o para tomar copas a solas o con las mujeres en las vacaciones.
Dignas de recordar fueron las expediciones al “Bóvedo” (“Campamento Apache”), las matanzas comunitarias, las comidas en Tentudía, y tantos acontecimientos en los que brillaba por sus dotes de planificación y organización. La presencia de Julio en estos acontecimientos era un seguro de buen funcionamiento. Era el anfitrión perfecto, para los amigos y amigos de los amigos, nunca fallaba.
Su comportamiento en la caza fue siempre ejemplar. Cuando se mataba un bicho en alguna montería, él estaba dispuesto al desuelle y al despiece de la res, sin pereza de ninguna clase. Efectuaba el reparto de la carne de una forma rápida y con destreza, de tal manera que todo el mundo quedaba conforme.
Personalmente no puedo borrar su imagen de mi mente: una imagen siempre simpática y alegre, pero en el fondo de lucha, porque eso es sencillamente lo que era Julio: un luchador, con una fuerza moral extrema, en este mundo tan duro, con temple y serenidad, sin perder la compostura. Siempre dispuesto a sacrificarse por los que estaban a su alrededor.
Supo como nadie sustituir en su casa a la persona de su padre, que los dejó demasiado pronto. Desde muy pequeño trabajó fuerte y duro por su madre y hermanos. El no estudió, pero con su trabajo posibilitó que si lo hicieran sus hermanos. Todos ellos hicieron carrera porque sencillamente el lo quiso y puso los medios para ello.
Siempre recordaré la gran satisfacción que le causaba saber que sus hermanos Cloti y Demetrio habían estudiado y estaban situados en la vida de forma holgada. Sus logros los disfrutaba tanto o más que ellos. Recuerdo igualmente como se alegraba de los estudios de su hermano Miguel, el pequeño. Se sintió orgulloso cuando acabó medicina, como si fuera el padre que le faltó, y como siguió aconsejándolo para que terminara de prepararse antes de empezar a trabajar.
Nada le regalaron, nada le fue fácil. Todo lo contrario, muchos negocios se le volvieron atrás y tuvo que abandonarlos. Recuerdo la majada de cochinas ibéricas, razas seleccionadas, que montó y que tuvo que dejar debido a los precios. Después de dejarlas, los guarros empezaron a subir de precio y más de uno prosperaron a partir de los animales que el había seleccionado. Recuerdo su ida a Zafra para dedicarse al comercio al por mayor de la confección, como se encontró con la competencia desleal del famoso “Made in China” y algún que otro problema causado por su exceso de confianza.
No digo que fuera perfecto, ningún ser humano lo es, pero todo lo que consiguió fue a costa de mucho esfuerzo, de mucho valor, de tirar siempre para adelante, por difíciles que fuesen las circunstancias. Siempre tenía ideas nuevas, siempre estaba luchando y en esa lucha se dejó mucha de su vitalidad.
Desde estas páginas quiero, como amigo y compañero de caza, rendirle el homenaje que no pudimos hacerle en vida. La muerte se presentó sin avisar, demasiado pronto, en un momento cumbre de su vida, recién jubilado, cuando podía haber disfrutado más de la compañía de su familia, con un nieto por el que tenía verdadera obsesión para educarlo en el esfuerzo y en el trabajo, tal como el vivió, pero en otra situación muy distinta, con una casa que estaba construyendo y que no pudo estrenar, y lo que es fundamental, en compañía de Conchi, su mujer, y de sus hijas, Rosa y Guadalupe.
La placa que le entrega la Sociedad de Cazadores a Conchi, quiere demostrar que todos y cada uno de los cazadores de esta Sociedad de Monesterio, tienen un buen recuerdo de Julio. Especialmente se recuerda a un buen compañero de caza, dispuesto a ceder a sus pretensiones particulares en beneficio del grupo. Recordamos a un buen amigo, en las cacerías y fuera de ellas. En definitiva, esta placa quiere significar el aprecio y cariño que todos sentíamos por Julio. Es lo menos que podemos ofrecer a quien siempre estaba dispuesto a hacer lo que fuera en ayuda de los demás.
Julio se deja sentir en cantidad, no sólo por su familia y parientes, para los cuales era como un referente de consejo y ayuda, sino también para sus amigos y conocidos; que Dios lo tenga en su Gloria. Ahora podrá cazar a sus anchas y de camino le pido nos depare a “los de aquí” buenas cacerías, por lo menos sin complicaciones. Hasta siempre, Julio.
También se le entregó una placa conmemorativa a Antonio “Caniles”, el cual se retira de la caza. Antonio ha sido en Monesterio el último representante del cazador nato.
Su afición es de las que nacen, entre otras cosas, como consecuencia de una necesidad, la de llevar a casa un suplemento alimenticio. Antonio tiene ya cerca de los ochenta años, por lo que pasó su juventud en la postguerra de 1936, la década del 1930 al 1940, un periodo de tremenda escasez, al que se llamó popularmente el año del “hambre”. Eran malos tiempos y el “arrimo” de una pieza de caza a la casa, bien para venderla o simplemente para consumirla era de agradecer.
Antonio, puede considerarse como la última reliquia que queda de aquellos cazadores antiguos siempre en la boca de los lugareños, los hermanos “lindones”. Entonces no había veda, se cazaba por necesidad y muy pocos se podían permitir hacerlo por diversión.
Nadie como Antonio para adivinar la querencia de los bichos, el lugar donde encontrar la liebre dependiendo de la climatología y de la época, la caída de la perdiz después del primer o segundo vuelo. Pero por lo que siempre se le distinguió fue por la caza del conejo, al que tuvo que abandonar debido a la escasez causada por las enfermedades.
La práctica desaparición de este animalito está provocando la extinción no solo de predadores como el lince y el águila real, sino también la de aquellos cazadores a los que sus cualidades físicas les abandonan debido a la edad. Ya nos es posible salir con una collera buena de podencos y en un simple y cómodo paseo traerse a casa dos o tres conejos. Eran aquellos tiempos en que la caza requería “perro cojo y cazador cojo”.
Para desarrollar la caza al salto, hoy día, hay que estar en posesión de unas cualidades físicas inmejorables. Hay que corretear sierras y sierras en un continuo subir y bajar para batirse el cobre con la única pieza de caza que sobrevive a todas las adversidades: la presión cinegética, los predadores, la falta de siembra, la climatología adversa, las enfermedades, etc., etc. Es la que ha sido, y espero lo siga siendo toda la vida, la reina de la caza menor, la perdiz.
Claro, que ese continuo sufrir para sobrevivir a tantas adversidades, entre las que figura la escasez del conejo, al convertirse en el blanco de todos los predadores, han hecho de la perdiz de Monesterio, la de Sierra Morena, no un animal silvestre, sino lo que se dice llana y literalmente un animal salvaje, un verdadero diablo. Basta un único lance, uno sólo, en toda una jornada de caza, para que el cazador regrese más que satisfecho de la cacería.
Y eso es lo que ocurre, a Antonio le ha fallado el físico, sus rodillas ya no le acompañan y, para él, otro tipo de cacerías, llámese zorzales, reclamo de la perdiz ó algún que otro puesto de montería, no constituye una cacería en condiciones. Y es, que el que ha subido un año tras otro a Sierra Morena y se ha visto las caras con esos diablos, esas perdices salvajes que “saben mas que Lepe, Lepijo y su hijo”, ya no es capaz de encontrar satisfacción en otros lances.
Espero y le deseo que viva muchos años, que no pierda totalmente la afición, y siga siendo ejemplo de todos nosotros, no sólo como cazador, sino también como persona que se ha hecho querer por todas sus acciones. Enhorabuena, Antonio

domingo, 12 de junio de 2011

ADIOS A LA VACUNA RECOMBINANTE DEL CONEJO

ADIÓS A LA INSPAVANC: LA VACUNA RECOMBINANTE DEL CONEJO
(11 de Junio de 2.011)

Bueno, pues “nuestro gozo en un pozo”. Y no me refiero sólo al gozo de los cazadores, sino también al de muchos ecologistas, entre los que se encuentran muchos de los primeros, que nos hemos quedados sorprendidos y con “un palmo de narices”, por no decir engañados.
El 24 de enero de 1996, la Federación Española de Caza firmó un contrato de colaboración con el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA) y con los Laboratorios Hipra S.A, de Gerona, para crear una vacuna que, además de inmunizar a los conejos frente a la mixomatosis y a la enfermedad hemorrágica (NHV), pudiese “contagiarse” a otros congéneres no vacunados por contacto y sobre todo a través de vectores, especialmente las pulgas y otros parásitos que tienen los conejos.
Mire Vd., por donde, un “bichejo” que sirve, entre otras cosas, para transmitir enfermedades, iba a servir también para combatirlas.
Todo sonaba muy bien, a música celestial, y todos los cazadores nos las prometíamos felices y contentos con la recuperación de “maese conejo”, y mas de uno nos lo creímos y todo.
Después de años de trabajo, bastantes diría yo, desde 1.996 al 2.004, los Laboratorios Hipra deciden abandonar el Proyecto, no se sabe exactamente porqué, parece que por problemas con la aceptación de la vacuna por la Agencia Europea del Medicamento.
Después de este abandono, a partir de abril de 2004, se comienza a desarrollar un nuevo proyecto que se lleva a cabo conjuntamente por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) del Ministerio de Ciencia e Innovación, la Fundación Biodiversidad (FB) del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, la Real Federación Española de Caza (RFEC), a través de la Fundación FEDENCA, y los Laboratorios SYVA S.A. de León.
Las últimas noticias aparecidas, Agosto de 2.010, decían que el proyecto se encontraba en la última fase de investigación, la cual arrancó, allá por Febrero de 2.010, con la segunda prueba de transmisión en campo, desarrollada en el término de Vezdemarbán (Zamora).
Las pruebas anteriores llevadas a cabo, en la fase preliminar con Hipra, en la isla del Aire (Baleares) y Portas (Pontevedra) fueron dispares y poco convincentes.
Se sabía, siempre según los agentes implicados en el proyecto, que el cien por cien de los conejos vacunados quedaban protegidos frente a la mixomatosis y la enfermedad hemorrágica durante más de un año, que la vacuna era estable durante más de dos años y medio si se mantiene refrigerada, que es segura para los conejos vacunados y sus predadores y que la cepa vacunal no se vuelve más virulenta después de cinco pases (reversión a la virulencia). Sólo le falta tener suficiente capacidad de transmisión en el campo, última condición para su posible aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) y, lo que es más importante, para ser efectiva contra las enfermedades.
Se decía que a finales del año 2.010 se tendrían resultados de las pruebas correspondientes llevadas a cabo en Vezdemarbán (Zamora), pero se paso el año 2.010, primer cuatrimestre del 2.011 y seguíamos sin tener noticias del proyecto, o por lo menos yo no me entero.
A principios de Mayo, el Patronato de Fedenca celebró en Madrid su reunión periódica, que contó con la presencia de su presidente Andrés Gutiérrez Lara, su director general, José Luis Garrido y los responsables federativos de prácticamente todo el territorio nacional.
Por todos los sectores implicados se esperaba esta reunión con verdadera expectación, a ver si de una vez por todas se veía alguna luz sobre la tan discutida vacuna recombinante.
El Director, José Luis Garrido, informa, en la citada reunión, de la situación en que se encuentran los distintos Proyectos que desarrolla Fedenca, entre los que se cuenta la vacuna recombinante para el conejo de campo: “Informe Final del proyecto (2004-2010)”.
La noticia de la reunión la dan varios foros de caza y la revista de Junio de “Trofeo Caza Conservación”, pero en ninguna de ellas entran en detalle sobre el informe. Eso si, indican que José Luis Garrido pidió la colaboración de todos los estamentos federativos y de los cazadores para que los estudios que desarrolla la Real Federación Española de Caza a través de Fedenca, continúen con éxito en beneficio de todos los cazadores españoles. Se desprende de aquí que el proyecto de la vacuna recombinante sigue su curso.
No es que se esperaran buenas noticias sobre las pruebas celebradas en Zamora. Sus resultados se deberían haber conocido a finales del 2010 y su tardanza era ya de por si mal augurio. A pesar de ello la noticia aparecida a final de mes en la Wed de Club-caza.com me produce una sorpresa desagradable. El titular reza de la siguiente manera:

“Ya es oficial: La Federación tira la toalla con la vacuna recombinante”

La noticia se ha dado a conocer en una rueda de prensa en la que han estado presentes todos los socios implicados en este proyecto, ya nombrados mas arriba.
Todos los implicados han reconocido públicamente que la transmisibilidad de la vacuna no había sido la adecuada, en sus palabras “infrecuente y en cualquier caso menor de la esperada”. Si ha sido eficaz en su aplicación directa, pero no se transmite de un conejo a otro.
La Real Federación Española no está dispuesta a costear nuevos estudios. “No vamos a poner ni un duro más”, manifestó José Luis Garrido, director de la Fundación Fedenca.
Se pone, por lo tanto, punto y final a un proyecto iniciado en 1.996, en el que los cazadores pusimos nuestra esperanzas y supongo que también los ecologistas de corazón, dada la condición del conejo en la cadena trófica animal.
Sinceramente, creo que hemos sido engañados y ahora, después de la noticia, uno piensa en lo sucedido y se le queda cara de gilipoyas.
Ya en la primera fase de la investigación, llevada a cabo por el INIA y los laboratorios Hipra, debió quedar  demostrado que la vacuna cumplía con todos los requisitos, enumerados más arriba, menos uno: la transmisibilidad de la inmunidad de un conejo a otro mediante vectores, entre los que se nombraba a las famosas pulgas.
Esto de la transmisibilidad de la inmunidad es algo que está por darse dentro del mundo científico, si alguien conoce algún antecedente que me lo diga, salvo excepciones, claro.
Cuando a una población, de la especie que sea, se la quiere inmunizar contra alguna enfermedad, se vacunan a todos y cada uno de los individuos que la componen. ¿Por qué en el caso del conejo iba a ser distinto? ¿Sabían los responsable de laboratorios Hipra, que esta transmisión no era posible? ¿Abandonaron por este motivo? Si las respuestas a estas preguntas eran positivas, ¿por qué la RFEC se empeñó en continuar las investigaciones? ¿Había algún interés, distinto del perseguido inicialmente, por seguir con las pruebas, a sabiendas de que científicamente era mas que improbable fuesen positivas?   
Parece ser que el dinero empleado en el proyecto, desde el año 1.996 hasta la fecha, ha superado los dos millones de euros.
Yo me pregunto: ¿Es esto mucho dinero? Pues depende, según se mire, de que se compare con otras cosas y que importancia le demos al conejo.
Es indudable que no solo está en juego el interés de los cazadores, hay más protagonistas implicados en el tema. Está en juego, nada más y nada menos, que la supervivencia de un ecosistema. Solo citaré a dos protagonistas, además del conejo, por ser los más emblemáticos y representativos: el lince y el águila imperial. No lo decimos los cazadores, lo dicen los expertos. Estos han determinado que sólo con la abundancia de su alimento natural puede existir un resquicio para la esperanza del félido y la rapaz. El conejo es el principal eslabón en la cadena trófica ó alimentaria de estas dos especies y como consecuencia de su desaparición, otras especies tienden a ocupar su lugar sin conseguirlo en su totalidad, por lo que las especies que dependen de él tienden a su disminución, llegando incluso al extremo de peligro de extinción.
La principal especie que tiende a sustituir al conejo en la cadena trófica es la perdiz roja, y dado que esta suele ser escasa en los hábitats del lince y el águila imperial, zonas de sierra,   no solo se resiente el depredador, sino también el depredado. Todo como consecuencia de la escasez, por no decir extinción, del primero.
Está, por tanto, totalmente demostrado, que la escasez, incluso desaparición en ciertos lugares, del conejo, afecta a bastantes especies, aparte de las dos mencionadas: águilas perdiceras, zorros, meloncillos, perdices, palomas, por citar sólo algunas otras.
Es indudable que si queremos recuperar nuestro hábitat y llegar a la situación por la que se le dio el nombre de Iberia, “tierra de conejos”, a la península ibérica, debemos aunar toda clase de esfuerzos. Instituciones oficiales, Asociaciones de Cazadores, Asociaciones de Ecologistas, todos debemos afrontar, por puro interés, la repoblación del conejo de forma decidida e inmediata. Algo en apariencia muy sencillo, pero que realmente supone un notable trabajo técnico y económico y, lo que es más importante, acometerlos desde la mas estricta honradez y profesionalidad.
La vacuna ha fracasado, pero no por ello se deben abandonar las investigaciones. Se debe destinar algo del presupuesto para seguir investigando en el tema y seguir trabajando en otros campos: acondicionamiento de los terrenos, seguir adelante con las repoblaciones, apoyo a la agricultura de montaña, construcción de madrigueras, etc.
En cuanto a las razones esgrimidas por los políticos de que el presupuesto no alcanza, bien que lo hace en otros casos.
Casi todo el mundo se muestra muy sensible al cambio climático, algo con lo que los científicos no se ponen de acuerdo. Este gobierno, denominado de progreso, gasta bastante tiempo y dinero en el tema. Desde el Ministerio de Defensa se considera que las Fuerzas Armadas son esenciales para afrontar las consecuencias del cambio climático en un doble sentido: compromiso de ahorro energético en un 20 por 100 y apoyo a la comunidad internacional en caso de emergencia, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino se permite el lujo de tener una Secretaria de Estado para el Cambio Climático con tres Direcciones Generales y una Oficina especial para el tema, en el Ministerio de Sanidad y Consumo se creó en 1.999 un Observatorio Nacional de Cambio Climático y Salud, desde las Comunidades Autónomas se hacen proyectos y se crean Comisiones para luchar contra el cambio climático. Se gastan ingentes cantidades de dinero en este tema. En los últimos años, Al Gore, vicepresidente de Estados Unidos entre 1992 y 2000 con Clinton y frustrado candidato a la presidencia en 1999, ha pronunciado más de un millar de conferencias por todo el mundo para despertar la conciencia de la gente sobre este tema. En España, contratado por el gobierno central y algunos autonómicos, se ha dedicado a impartir conferencias sobre el cambio climático. El costo de estas conferencias ha sido de entre 80 y 100.000 $ cada una, sin contar los gastos de organización. La consecuencia es que desde el Gobierno Central y desde el de las 17 Comunidades Autónomas se hacen estudios y estudios sobre los mismos temas, sin contacto y colaboración entre ellos, gastando euros sin control alguno, euros que no tenemos. Pero para salvar a “maese conejo” “ni un euro más”.
Dos Comunidades Autónomas, Castilla La Mancha y Andalucía, tienen proyectos ambiciosos para la recuperación del lince ibérico, catalogado por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) como el felino más amenazado del mundo. Mientras mas dinero se gasta la Administración menos linces hay: en 1.989 se estimaba la población de lince en España en 1.100 ejemplares, en la actualidad no llegan a 200.
Parece ser, y creo que es así, que donde pone la huella la Administración Pública, no vuelve a crecer más la hierba. No se acomete en condiciones uno de sus principales problemas: la falta de alimento. El lince tiene como base de su dieta al conejo. Aún así, la gestión de esta presa no se está haciendo de manera correcta. Solo se limitan a llevarle conejos capturados en otros lugares.
Quizás lo más conveniente es que se olviden del conejo y esperar que este sea capaz de salir por si solo de este pozo sin fondo producido por las enfermedades. De hecho ya se oye la recuperación en algunos sitios, aunque aislados. Esperemos que la naturaleza, que es sabia, produzca los efectos necesarios para la inmunización frente a estas enfermedades y podamos volver a tener a este animal tan necesario para nuestros habitas.

ADIÓS A LA INSPAVANC: LA VACUNA RECOMBINANTE DEL CONEJO

sábado, 4 de junio de 2011

LA IMPORTANCIA DEL LANCE

LA IMPORTANCIA DEL LANCE

Siempre se ha dicho que una de las cosas importantes en la caza es el lance, por supuesto sin quitarle importancia a la labor anterior, esa lucha de poder a poder para buscar, encontrar y levantar la pieza.
Viene esto a cuento de un relato que he visto en la revista Trofeo del mes de Mayo del corriente. Se titula el relato “Aventura en Ghana tras el antílope más pequeño del mundo”, “El antílope Real”, cuyo autor es José Madrazo.
Ya en titulares se lee “Una nueva y apasionante aventura de José Madrazo”. A uno, que le gusta la caza a rabiar, al ver los calificativos de “nueva” y “apasionante”, se le remueve algo por dentro, entra un cierto regustillo y enseguida me pongo cómodo y comienzo a leer intentando recrearme con el lance de marras.
Antes de entrar en faena, el autor se extiende en las ventajas de asistir a las ferias de caza y  contratar en ellas a los profesionales que organizan las cacerías. Cita la última convención del SCI (Safari Club Internacional) en Reno[1], donde al parecer contrató este tipo de “expedición”. Reconoce después, que quizás sea mejor opción la gestión directa con un  agente de caza, debido a razones de tiempo y dinero.
Yo, que soy un cazador de lo más modesto, alucino con este tipo de cosas. No me explico como puede ir una persona a EEUU y allí hacer las gestiones correspondientes para cazar un animalito no mucho mas grande que una liebre, en un lance insulso, por supuesto para mí, como veremos más adelante. Aunque supongo que para este tipo de cazadores, de poder adquisitivo muy alto,  esto le servirá de divertimento, al igual que la acción de cazar ó incluso más.
Empieza a describir la aventura como atractiva y seductora, más al tratarse de un país como Ghana, desconocido para él. Deduzco que este señor debe dedicar bastante tiempo a cacerías nuevas en países exóticos y lejanos.
El animalito que va a cazar, un antílope real (Neotragus pygmaeus), debe ser un perfecto duende del bosque, la especie indica ya de por si el tamaño del animal y tiene una forma muy curiosa para cazarlo.
No debe escasear mucho, ya que menciona el hecho de encontrarse el antílope real en los mercadillos, en puestos de venta, supongo ofrecido por cazadores furtivos, al precio de 8 dólares. Lo que cuesta aquí un conejo, más o menos.
Describe Madrazo que, para la caza de este animalito, es necesario ir de noche, sin luna y acompañado por dos personas. Una de ellas, el pistero, abre la caminata con una linterna en la frente y un puntero laser rojo. Le sigue el cazador con una linterna de luz roja para su uso particular y una escopeta de caza normal, en este caso una de un caño, calibre 12, munición del nº 5. Cierre la comitiva el PH [2], también con linterna de luz roja.
Detectado el antílope, a causa de los ojillos brillantes expuestos a la luz blanca de la linterna del pistero, sólo visto por este en la mayoría de los casos, señala el lugar donde está el animalito con el puntero laser, pone alerta al cazador y este dispara a la selva, en el lugar que ocupa la luz del laser.
Parece ser que nuestro cazador consigue cazar un antílope real después de caminar más de cuarenta horas, siempre de noche, con temperaturas por encima de los 25ºC y humedades superiores al 90%. Vamos lo que se dice una sauna pura y dura. Antes había tenido un fallo, realizado por disparar sin la ayuda del laser; se iría de gatillo ante la tremenda emoción.
Mientras leo el artículo espero llegar al desenlace, esperando que la lectura me depare cierto placer, aunque sólo sea imaginario. Pero no, el autor se limita a decir que “consiguió un solo animal al cabo de unas treinta horas de rececho nocturno”. ¡Claro! ¿Qué va a decir? ¿Qué se sintió sobresaltado por la visión del animal? ¿Qué sintió algo en el cuerpo esperando oír al animal en la profundidad de la selva? ¿Qué se asustó, al estilo de la arrancada de una perdiz o de una liebre? ¿Qué se echó la escopeta a la cara intentando cogerle los puntos a la pieza? ¿Qué una vez efectuado el disparo, el animal salió revolcado patas arriba quedando hecho una algofifa?
No, nada de esto sucede, no ve al animal, no lo siente, no lo oye, dispara al monte sin saber a qué, no sabe si ha matado o no ha matado y para mas INRI no sabe qué.
Ya me dirán Vds., que clase de cacería es esta y que clase de lance. Supongo que el señor Madrazo, si es cliente de las monterías españolas no tirará al monte cuando se mueva, porque el mal menor es que mate un perro, si no un perrero.
Decía al principio que, en la caza, el lance es importante y también la labor anterior, esa lucha de poder a poder para buscar, encontrar, levantar la pieza y disparar para abatirla. En este caso, nuestro cazador pasa fatiga, tanta que en un momento piensa que ¿Quién me manda a mí meterme en este lío?, pero ni busca, ni encuentra, ni levanta y ni siquiera dispara a la pieza, solo al monte.
En fin, una cacería en la que el cazador, como dije antes, no busca, no encuentra, no siente, no ve, dispara a no sabe qué y no sabe que es lo que ha matado. Eso si, cuarenta horas de caminata, de noche con calor y humedad por encima de lo normal. ¡Emocionante! Debería saber lo que es subir a Sierra Morena y descolgar una perdiz a cuarenta metros de altura, volando como un reactor, dar un bote en el suelo a consecuencia del pelotazo y oír por lo bajini el aplauso de los compañeros.  Por supuesto, sin necesidad de ir a Reno y a Ghana. 


[1] Convención del SCI (Safari Club Internacional) en Reno (NEVADA), en USA. Es una de las dos convenciones más importante de EEUU, celebrada en Enero de este año.
[2] Debe referirse a un porteador, alguien que lleva el agua y el “taco” para reponer fuerzas. También hace de intérprete entre el cazador y el pistero.