sábado, 4 de junio de 2011

LA IMPORTANCIA DEL LANCE

LA IMPORTANCIA DEL LANCE

Siempre se ha dicho que una de las cosas importantes en la caza es el lance, por supuesto sin quitarle importancia a la labor anterior, esa lucha de poder a poder para buscar, encontrar y levantar la pieza.
Viene esto a cuento de un relato que he visto en la revista Trofeo del mes de Mayo del corriente. Se titula el relato “Aventura en Ghana tras el antílope más pequeño del mundo”, “El antílope Real”, cuyo autor es José Madrazo.
Ya en titulares se lee “Una nueva y apasionante aventura de José Madrazo”. A uno, que le gusta la caza a rabiar, al ver los calificativos de “nueva” y “apasionante”, se le remueve algo por dentro, entra un cierto regustillo y enseguida me pongo cómodo y comienzo a leer intentando recrearme con el lance de marras.
Antes de entrar en faena, el autor se extiende en las ventajas de asistir a las ferias de caza y  contratar en ellas a los profesionales que organizan las cacerías. Cita la última convención del SCI (Safari Club Internacional) en Reno[1], donde al parecer contrató este tipo de “expedición”. Reconoce después, que quizás sea mejor opción la gestión directa con un  agente de caza, debido a razones de tiempo y dinero.
Yo, que soy un cazador de lo más modesto, alucino con este tipo de cosas. No me explico como puede ir una persona a EEUU y allí hacer las gestiones correspondientes para cazar un animalito no mucho mas grande que una liebre, en un lance insulso, por supuesto para mí, como veremos más adelante. Aunque supongo que para este tipo de cazadores, de poder adquisitivo muy alto,  esto le servirá de divertimento, al igual que la acción de cazar ó incluso más.
Empieza a describir la aventura como atractiva y seductora, más al tratarse de un país como Ghana, desconocido para él. Deduzco que este señor debe dedicar bastante tiempo a cacerías nuevas en países exóticos y lejanos.
El animalito que va a cazar, un antílope real (Neotragus pygmaeus), debe ser un perfecto duende del bosque, la especie indica ya de por si el tamaño del animal y tiene una forma muy curiosa para cazarlo.
No debe escasear mucho, ya que menciona el hecho de encontrarse el antílope real en los mercadillos, en puestos de venta, supongo ofrecido por cazadores furtivos, al precio de 8 dólares. Lo que cuesta aquí un conejo, más o menos.
Describe Madrazo que, para la caza de este animalito, es necesario ir de noche, sin luna y acompañado por dos personas. Una de ellas, el pistero, abre la caminata con una linterna en la frente y un puntero laser rojo. Le sigue el cazador con una linterna de luz roja para su uso particular y una escopeta de caza normal, en este caso una de un caño, calibre 12, munición del nº 5. Cierre la comitiva el PH [2], también con linterna de luz roja.
Detectado el antílope, a causa de los ojillos brillantes expuestos a la luz blanca de la linterna del pistero, sólo visto por este en la mayoría de los casos, señala el lugar donde está el animalito con el puntero laser, pone alerta al cazador y este dispara a la selva, en el lugar que ocupa la luz del laser.
Parece ser que nuestro cazador consigue cazar un antílope real después de caminar más de cuarenta horas, siempre de noche, con temperaturas por encima de los 25ºC y humedades superiores al 90%. Vamos lo que se dice una sauna pura y dura. Antes había tenido un fallo, realizado por disparar sin la ayuda del laser; se iría de gatillo ante la tremenda emoción.
Mientras leo el artículo espero llegar al desenlace, esperando que la lectura me depare cierto placer, aunque sólo sea imaginario. Pero no, el autor se limita a decir que “consiguió un solo animal al cabo de unas treinta horas de rececho nocturno”. ¡Claro! ¿Qué va a decir? ¿Qué se sintió sobresaltado por la visión del animal? ¿Qué sintió algo en el cuerpo esperando oír al animal en la profundidad de la selva? ¿Qué se asustó, al estilo de la arrancada de una perdiz o de una liebre? ¿Qué se echó la escopeta a la cara intentando cogerle los puntos a la pieza? ¿Qué una vez efectuado el disparo, el animal salió revolcado patas arriba quedando hecho una algofifa?
No, nada de esto sucede, no ve al animal, no lo siente, no lo oye, dispara al monte sin saber a qué, no sabe si ha matado o no ha matado y para mas INRI no sabe qué.
Ya me dirán Vds., que clase de cacería es esta y que clase de lance. Supongo que el señor Madrazo, si es cliente de las monterías españolas no tirará al monte cuando se mueva, porque el mal menor es que mate un perro, si no un perrero.
Decía al principio que, en la caza, el lance es importante y también la labor anterior, esa lucha de poder a poder para buscar, encontrar, levantar la pieza y disparar para abatirla. En este caso, nuestro cazador pasa fatiga, tanta que en un momento piensa que ¿Quién me manda a mí meterme en este lío?, pero ni busca, ni encuentra, ni levanta y ni siquiera dispara a la pieza, solo al monte.
En fin, una cacería en la que el cazador, como dije antes, no busca, no encuentra, no siente, no ve, dispara a no sabe qué y no sabe que es lo que ha matado. Eso si, cuarenta horas de caminata, de noche con calor y humedad por encima de lo normal. ¡Emocionante! Debería saber lo que es subir a Sierra Morena y descolgar una perdiz a cuarenta metros de altura, volando como un reactor, dar un bote en el suelo a consecuencia del pelotazo y oír por lo bajini el aplauso de los compañeros.  Por supuesto, sin necesidad de ir a Reno y a Ghana. 


[1] Convención del SCI (Safari Club Internacional) en Reno (NEVADA), en USA. Es una de las dos convenciones más importante de EEUU, celebrada en Enero de este año.
[2] Debe referirse a un porteador, alguien que lleva el agua y el “taco” para reponer fuerzas. También hace de intérprete entre el cazador y el pistero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario