sábado, 20 de agosto de 2016

LA CAZA MENOR SE ACABA: CONCLUSIONES A LA TEMPORADA 2015-2016: XI y último. Conclusiones



Decía más arriba que había que tomar alguna determinación. Pues bien, ante la evidente escasez de la caza menor en el coto social de Monesterio, la Junta Directiva ha tomado una decisión. He recibido en el mes de marzo una circular en la cual nos notifican que han llegado al siguiente acuerdo: “no cazar en la próxima temporada 2016/17 las siguientes especies cinegéticas; PERDIZ, CONEJO Y LIEBRE, debido a su escasa abundancia (s.i.c.), todas las demás especies se podrán cazar como en años anteriores, ya sea recechos, zorros, aves migratorias, etc. Se dejará un lote de terreno para poder cazar, así como una suelta de perdices para cada grupo de caza. Todo esto será expuesto en la asamblea que tendrá lugar el día 24 de Junio del 2016 a las 20:30 en la Casa de la Cultura de Monesterio, por su transcendencia se ruega la asistencia del mayor número posible de socios.”
Sólo una pega le pongo a la decisión: creo que es lo suficientemente importante como para haberla tomado con el consentimiento de todos los socios y haberla llevado a una Asamblea general, en este caso a la que ellos proponen al final, el 24 de junio.
Bueno, pues ahí tenemos el panorama para la temporada que viene: limitación de la caza menor  a un lote de terreno a decidir, imposición tomada por los mismos cazadores. No se dice nada sobre la caza de las migratorias, media veda y zorzales, ya que estas se limitan por dos circunstancias: primero por si solas, dada su escasez cada vez más notable y segundo ningún cazador limita su caza, ya que popularmente se considera que las aves migratorias no tienen por qué volver al mismo lugar año tras año y se cazan en los comederos hasta su casi total exterminio, con lo cual su escasez se acentúa en años posteriores.
 Respecto a la caza mayor, todo quedaba supeditado a una montería más testimonial que otra cosa y alguna que otra caza del zorro, como mucho. Eso sí, también nos programaran un día de caza “artificial” con una suelta de perdices de granja. Si alguien me hubiera dicho hace cincuenta años que la caza consistía en lo que nos depara en la actualidad, seguro que no me hubiera aficionado a ella.
Pero he aquí que en la Asamblea Anual de la Sociedad le da a la Junta Directiva por llevar en el orden del día la proposición de si se celebra la montería o no, con la conclusión por mayoría aplastante de no celebrarla. De la misma forma tampoco se aprueba el día prometido de “caza artificial”.
En definitiva, a la vista de lo acontecido esta temporada pasada, las cosas se presentan con bastantes nubarrones. La afición comienza a resentirse: el deterioro físico, al que se añade la escasez en la caza, propician que cada vez tenga uno menos ganas de salir al campo. De cualquier forma y a pesar de todo, todavía queda algo, la afición a la caza sigue siendo grande, muy grande diría yo. Pero entre la crisis, la escasez de caza y la merma de las condiciones físicas no sé qué pensar.
Comienza a producirse el relevo generacional: Pablito, el niño del Dalí, le está dando fuerte. A ver si es capaz de aguantar. Diversiones y buenas compañías no le faltan, así que si sigue cazando es que es de los legales. No era lo mismo en nuestra época, íbamos a cazar por no tener donde ir.
La caza menor, por lo menos en Monesterio, sin gestión cinegética alguna, tiene los días contados. Las perdices que existen son testimoniales y no creo se recuperen. La solución pasa por tener otro coto. La temporada pasada se presentó una oportunidad en Sevilla, pero al final Mero decidió que no y yo no voy solo; de cualquier manera algo habrá que buscar.
No es que cualquier tiempo pasado fuese mejor, aunque sí. Pero ya es mala suerte que siendo un cazador que hace a todo, “pelo y pluma” como se suele decir, tenga tan poco éxito. Nunca he sido cazador de perchas abundantes, salvo honrosas excepciones, pero en estos tiempos que corren parece ser que lo más normal es que se sucedan monterías tras monterías sin disparar, días de caza al salto en los que cobrar una pieza es un éxito y de las migratorias que decir: hacer una percha de 10 ó 12 zorzales es todo un éxito.
Unas medidas que podrían ser acertadas respecto a las migratorias serían:

Cazar sólo por la mañana, con lo cual es más que suficiente. Por otra parte el descanso para el cazador es evidente.
Limitar el horario de caza en la mañana a las 10 ½ como máximo.
Con las dos medidas anteriores se conseguirían bastantes cosas: dejaríamos que los pájaros no abatidos entraran a comer en los comederos, con los cual no se irían a otras zonas donde existan otros lugares de comida para el pájaro, descansaríamos del madrugón y del mal rato que se pasa después de una comida, que suele ser pantagruélica, nos evitaríamos el calor de la tarde, y lo que es mejor: si seguimos aportando comida, se puede asegurar otra tirada más, a la semana siguiente, en el mismo lugar. No olvidemos, también, que las tardes, aunque hay veces que son buenas, no siempre se comportan de la misma manera.
Es difícil que un pájaro que ha sido zurreado durante todo el día, al que no se le ha dejado de comer, vuelva a ese comedero: dos zurras en el mismo día sin dejar entrar el pájaro para comer causan un recelo en la caza más que suficiente para que derive hacia otros lugares, con toda probabilidad si cerca hay comederos en los que se observa el corte por la mañana y ausencia de tiroteo por la tarde. Peor todavía si repetimos al día siguiente.
En la creencia, cada vez más cierta, de que las migratorias vuelven al mismo lugar, una buena medida sería cortar la tirada de las migratorias antes de su cierre, digamos que un par de semanas en la media veda y un mes en zorzales y palomas, y seguir recebando el comedero unos días después de la última cacería. Si queremos recoger no hay más remedio que sembrar.

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