martes, 21 de junio de 2016

LA CAZA MENOR SE ACABA: CONCLUSIONES A LA TEMPORADA 2015-2016 SOBRE LA CAZA MENOR: II. Las liebres equivocan su ciclo


De siempre, las liebres han tenido un ciclo raro con respecto a la ley de veda; el resto de las especies se reproducen o por lo menos lo intentan en épocas en que la veda permanece cerrada, recurriendo en la mayoría de los casos a la primavera, cuando se supone que el campo brinda más posibilidades de alimentos para sacar adelante a las crías. Pero en el caso de la liebre no era raro encontrar alguna que otra liebre preñada en pleno invierno; no así paridas, ya que es difícil que los lebratos aguanten temperaturas excesivamente bajas. Algo parecido le ocurre al jabalí. Estas especies están algo trastocadas respecto a lo que debería ser un comportamiento más normal y así es frecuente encontrarse con hembras que están preñadas en plena temporada de caza ¿Pudiera deberse al tema tan discutido y discutible del cambio climático? Vaya usted a saber; la realidad es que los años anteriores hemos tenido unas primaveras escasas de lluvias y con temperaturas más altas de lo normal, unos otoños de lluvias abundantes y temperaturas bastante suaves e inviernos secos sin heladas persistentes. De hecho este año agrario, no ha helado durante todo el invierno y si lo ha hecho ha sido de forma poco duradera.

Esas heladas que se mantenían de un día para otro, incluso semanas y aún meses no se han visto para nada. Ello propicia que el otoño se presente más agradable y con comida abundante, máxime si estamos en una dehesa con abundancia de bellotas, propicio para la reproducción de las especies más que la propia primavera, como venía ocurriendo desde el devenir de los tiempos. Aún más, si el invierno se mantiene con temperaturas suaves impropias de la temporada.
La liebre aunque parezca abundante, no es más que una ilusión.  La realidad es que está muy escasa, lo que ocurre es que al faltar en la percha conejos y perdices y aparecer sólo ellas, parece que su presencia nos brinda una abundancia que es engañosa. A la vista está la foto de lo cobrado en una jornada al salto por 12 cazadores: 7 piezas, de ellas 6 liebres y una sola perdiz.
 Una ventaja que parece que tenemos es la ausencia de enfermedades en las liebres de nuestra zona, aunque también las densidades poblacionales, muy bajas por desgracia, no permiten el desarrollo de las mismas. También puede ser que no se aprecien con la misma determinación de otras zonas; no es lo mismo ver una liebre muerta en el campo cuando se trata de una campiña a verla en una zona poblada de monte, donde la presencia de un animal muerto pasa generalmente desapercibido.
En fin, la liebre aunque brinda alguna que otra vez lances espectaculares, no es a la escopeta lo que representa la perdiz. Los lances de esta no tienen nada que ver con los proporcionados por otras piezas, sobre todo con la perdiz criada en la sierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario