viernes, 4 de noviembre de 2011

CAZADORES vs. ECOLOGISTAS

CAZADORES vs. ECOLOGISTAS
(4 de Noviembre de 2.011)

Esta mañana, estamos a primeros del mes de Noviembre, a propósito de una revista de Medio Ambiente encontrada en mi mesa, concretamente “REDlife”, patrocinada por la Junta de Andalucía y otras empresas, dos compañeros se han dirigido a mí para hacerme dos observaciones.
La primera para asociar, dado que saben que soy cazador, el color rojo de la segunda parte del título “life” con la sangre:
- Es curioso, me dice una compañera, el color rojo, al igual que la sangre que se produce en la caza.
No se que tiene que ver la revista en cuestión con la caza, yo creo que mas bien nada, pero como vienen animales en la portada y soy cazador, enseguida asocian la publicación con la caza, cuando en realidad el tema fundamental de la revista es la conservación de la naturaleza en general.
En cuanto al color rojo, parece como si fuese exclusivamente el de la sangre, siendo bastante abundante en la naturaleza. Multitud de flores, frutos y bayas silvestres presentan este color, como la amapola y el madroñero y numerosos animales lo tienen para atraer a las hembras. Nuestra misma perdiz toma su nombre de sus coloraciones. Por otra parte el color rojo en Asia es predominante en las bodas, en la India representa la caballerosidad, esta presente en numerosas banderas del mundo y, aparte de otras cosas, también es usado en las prendas íntimas en ocasiones “solemnes”. ¡Bueno!, pues a pesar de todo parece ser que hay numerosas personas que asocian este color sólo y exclusivamente con la sangre y  la guerra, o por lo menos es lo primero que se les viene a la cabeza cuando ven algo rojo
La segunda ha sido una pregunta más directa, sin asociarme con la revista y yendo totalmente al grano:
- Los cazadores sois ecologistas, ¿no es cierto?
La primera observación, es evidente que ha tenido dos fallos, primero asociar la revista con la caza y segundo asociar el color del título con el color de la sangre. Enseguida he contestado con otra pregunta:
- ¿Tu sueles comer carne?
No he tenido respuesta, solo una sonrisa socarrona, marchándose enseguida sin querer entrar al trapo.
La segunda pregunta si la he respondido directamente:
- No se si los cazadores somos ecologistas o no, pero la realidad es que si hay perdices, liebres, conejos, venados y otras especies de caza en el campo, es porque los cazadores estamos interesados en que las haya.
Estas preguntas me invitan a hacer algunas reflexiones.
Las personas ajenas al mundo de la caza, no tienen que ser, ni parecer,  más sensibles a la vida animal que los cazadores. Por otra parte, estos últimos no tienen porque ser todo lo contrario, duros e insensibles. De hecho de todo encontramos en la viña del Señor, dentro de los cazadores y fuera de ellos. Los cazadores aunque a algunos no se lo parezca, también tenemos nuestro corazoncito.
Todo paisano ó currito,  - a excepción de los llamados vegetarianos estrictos, los denominados veganos” -   o sea  vegetarianos y no-vegetarianos, sean cazadores ó no cazadores, suelen ó solemos, comer carnes o productos animales con mayor o menor asiduidad. Pero existe una gran diferencia entre las consecuencias derivadas de comerse una perdiz o un pollo, un filete de ternera o uno de venado, un conejo de monte o uno doméstico.
De principio y eso es evidente, analizando la cuestión con extrema sencillez, sin entrar en la calidad de las carnes, por cada perdiz que se come un cazador u otro comensal cualquiera, deja de producirse su equivalente de peso de pollo, con lo cual se está evitando la muerte de un animal, el pollo, aunque sea  en perjuicio de otro, la perdiz. Igual pasaría con el conejo, vaca o venado. No se producirían ni más ni menos muertes de animales. La situación permanecería equilibrada.
Pero no debemos pararnos sólo en esto, aunque ya de por si sólo bastaría para justificar la caza en su sentido estricto: una muerte por otra: sustituimos, de una forma sencilla, un animal por otro. No hay que entrar en la discusión de si es cruel el acto de matar en la caza o en el matadero. Los dos actos son cruentos y tratan en lo posible de ser lo menos crueles posible.
En mi opinión, es  menos cruel la caza que el matadero: el animal en el campo pasa de la vida a la muerte, en la mayoría de los casos, en breves décimas de segundo, sin que siquiera se haya apercibido de ello. Los cartuchos de caza y las balas de rifle están diseñados para matar cuanto antes y ahorrar sufrimientos al animal. Sin embargo, en los mataderos, los animales se hacinan, pasan horas sin comer ni beber, después de un largo y penoso viaje,  y las mas de las veces llegan a la muerte en estado lamentable y apercibiéndose, con total seguridad, de lo que les espera. Eso sin contar las condiciones de vida por las que han pasado: encerrados en espacios mínimos sin apenas poder moverse.
Pero tenemos mas cuestiones importantes a analizar. No hacerlo sería considerar la cuestión de una enorme simpleza.
Es evidente que no se cría lo mismo una perdiz que un pollo. La producción de este último está totalmente tecnificada y controlada, mientras que la de la perdiz, a la diferencia  de tecnología hemos de añadir el inconveniente de la falta de control en el campo. Esta diferencia en uno y otro caso origina situaciones dignas de tener en cuenta, siendo la fundamental la cantidad de animales que deben existir en cada caso.
En el caso de los animales domésticos, sobre todo en las aves, la cantidad de animales totales necesarios para llegar a producir una unidad pollo en el plato es sensiblemente menor que las que se necesitan para producir una unidad perdiz: todos los pollos producidos, muy pocos dejan de llegar, dadas las escasas muertes u accidentes, a la edad de matadero y al plato del consumidor.
Sin embargo, para producir una perdiz adulta susceptible de ser cazada, hemos de partir de bastantes más animales. En cada uno de los pasos por los que pasa la reproducción (emparejamiento, puesta, fertilidad, eclosión, cría,  adaptación al medio, depredación en general, etc, etc.) tenemos que hablar de un porcentaje de éxitos que en la mayoría de los casos no pasa del 20-30%.
En una población perdicera, lo común es que si una vez terminada la temporada, dejamos un número determinado de adultos en el campo, lleguemos a la siguiente sólo con el doble de los dejados.
Por el contrario, en cualquier corral de cortijo, por cada gallina se pueden obtener catorce o quince pollitos, de los que llegan a adultos como poco un 50%. No digamos lo que se puede producir en una granja con manejo, alimentación y enfermedades controlados. La progresión animal en una cría controlada puede llegar a ser geométrica.
Hay otra cuestión fundamental: las granjas ocupan espacios reducidos y consecuentemente se producen contaminaciones a veces difícil de controlar, sea palomina, purines, plumas, etc, etc. Por el contrario, un coto de caza es necesario se encuentre en una gran extensión de terreno en el que la agricultura no se encuentre intensificada, produce mano de obra en fincas que no son adecuadas para el cultivo, justificando su existencia, y en definitiva y fundamentalmente, mantienen una población animal no cinegética, pero que existe por medio de la caza: linces, águilas, zorros, meloncillos, cuervos, arrendajos, rabilargos, y un gran número de animales que sobreviven gracias  a los cazadores y a la caza que estos cuidan.
En resumen, los cazadores somos consumidores de carne con ciertas diferencias de otros consumidores: producimos la carne con el animal en plena libertad, dejamos que llegue a su edad adulta, producimos para otros animales, los depredadores, sacrificamos los animales directamente sin necesidad del matarife, el animal pasa de la vida a la muerte sin enterarse, en mi caso los pelo o desuello, los limpio y me los como con la familia o los amigos, y por último, no me comparen la calidad de la carne de caza con la de un animal criado en estabulación, ¡por favor! Y encima de todo esto nos divertimos.
Si el que practica lo anterior merece llamarse ecologista, es algo que deben medir y calificar las personas con objetividad.

martes, 13 de septiembre de 2011

Las "Pepas" del Cortijino

LAS PEPAS DEL CORTIJINO
(13/Septiembre/2.011)


Escribía en un artículo anterior sobre los descastes en Monesterio de la temporada de caza pasada, el número de pepas abatidas, mas de quinientas, y enumeraba las razones por las que había proliferado la caza mayor en todo el término municipal.

Exponía como factores fundamentales el abandono de la agricultura, la concentración y paso de la ganadería de un aprovechamiento extensivo a intensivo,  el abandono de ciertas partes de las fincas exentas de total aprovechamiento, y esgrimía el dimorfismo sexual en los ciervos como la causa fundamental del incremento tan grande  de las hembras.

Hasta el año pasado, las pepas habían campado por sus respetos, con total independencia y libertad, sabiéndose libres del acometimiento de los cazadores. Se presentaban en los puestos de las monterías con total tranquilidad, como si adivinaran que la cosa no iba contra ellas.

Pero mire Vd. por donde, el año pasado la administración concede, de golpe y porrazo, sin limitación alguna, descaste de pepas a todas las organizaciones que lo solicitaron. Y claro, la cosa cambia, de la noche a la mañana las pepas descubren que la cosa si que va con ellas, que los cazadores les están dando matute, que muchas de ellas mueren en los días que “cantan” voces de perrero, caracolas y latidos de los podencos. Esto ya va en serio, la cosa no se limita a correr por delante de los perros y despistarlos con mayor o menor esfuerzo, si no que con frecuencia ven como muchas compañeras caen como fulminadas en la carrera y que ya no vuelven.

Y ahora ¿qué ocurre? El instinto del animal le dice de alguna manera que el sitio en donde se han producido los acontecimientos no es seguro, nada seguro. Este hecho se ve incrementado por la razón de que los lugares donde se han producido los descastes han estado oliendo a muerto durante bastantes días. Efectivamente, como consecuencia de un descaste sin limitación alguna, el excesivo número de disparos realizados y la escasez de recursos de los organizadores para la recogida de las reses muertas, muchas de ellas se han quedado en el campo muertas y/o heridas y allí han permanecido hasta que la “policía ambiental” ha desarrollado su labor de limpieza. Esa permanencia de los bichos en el campo, ese olor a muerte, como decía más arriba, ha producido que muchas de las pepas abandonen el coto en busca de lugares más tranquilos. Pero ¿qué lugares son estos? Pues precisamente los lugares mas inaccesibles de aquellas fincas en las que se desarrolla una ganadería de tipo extensivo y que como mucho se ven atravesadas de higo a breva por un vaquero a caballo o por algún que otro cazador que pega un tiro cada dos o tres horas. Es decir, terrenos relativamente tranquilos y poco transitados.

En los terrenos de la Sociedad de Cazadores de Monesterio hay bastantes fincas que pueden cumplir con estos requisitos. La Purificación”, “Las Umbrías”, “El Cortijino”, “Los Barrancos”, etc..., por nombrar sólo algunas, cumplen con esta condición de tener zonas con abundancia de monte que sirva de refugio, tengan agua y comida, la montanera esta a la vuelta de la esquina, y sobre todo una cierta tranquilidad que permita la estancia de estas reses, aunque sea por un periodo de tiempo, hasta que las molesten de nuevo.

Y ha sido precisamente el dueño de una de estas fincas, “El Cortijino”, quien ha dado la voz de alarma. Este verano se ha quejado a Ceferino, presidente de la Sociedad Local de Cazadores de Monesterio, de que su finca está llena de “pepas”  y que aparte del pasto que le quitan al ganado de rumio, háblese de vacas y ovejas, estos animales le van a levantar materialmente la montanera, o sea que se comerán la mayor parte de la bellota destinada a sus cochinos.

Esto tiene mucha guasa, como si la culpa del daño que hacen las pepas en las fincas fuese de los cazadores. Este señor se presenta en la Sociedad y conmina al presidente para que de alguna forma los cazadores acabemos con lo que el considera, con un criterio particular, una plaga de su finca. Vamos, que nos presentemos allí un día cualquiera, mientras mas pronto mejor, y convenzamos a las pepas de que es peligroso que permanezcan en su terreno y consecuentemente se las echemos al vecino de al lado, como mal menor. De esta forma, caso de haberse incumplido alguna regla, en este caso una posible infracción a la Ley de Caza, la culpa ¡para los cazadores!

Claro, el presidente, con criterio y sentido común, sabiendo lo que hace, le contesta que es necesario contar con el beneplácito de la administración, demostrar que efectivamente están haciendo daño, pedir el correspondiente permiso de descaste y una vez concedido organizar la jornada de caza.

Bueno, pues a consecuencia de todo lo descrito, la Sociedad se verá obligada, por imposición del dueño de la finca, a pedir un permiso de descaste de ciervas por daños en “El Cortijino”. Posiblemente pudiera ser el día 12 de Octubre, programado para batida de zorros.

Y ahora viene lo mejor: un % de ellas se matarán, y el resto una vez ahuyentadas de esta finca, se irán a otra, y si esta es también de la Sociedad, posiblemente esta vuelva a pedir permiso, o en su defecto, si la finca no es de la sociedad, lo hará la organización que proceda, y así sucesivamente, con lo cual nos vemos este invierno, tanto los socios como los que no lo son, de descaste en descaste y, lo que es peor, acabando con la caza mayor para mucho tiempo, y todo por no haber sabido planificar en su momento.

En conclusión, nos hemos llevado casi toda la vida respetando a las pepas y en un par de años, como máximo tres o cuatro, acabaremos con ellas y lo que es peor, con los ciervos. De igual forma puede ocurrir con los jabalíes, que ocurrirá, acabaremos con ellos amparados en los daños causados a las fincas, con lo cual volveremos a tiempos pasados, o sea a ser sólo y exclusivamente cazadores de menor, que es lo nuestro.

sábado, 25 de junio de 2011

DÍA DE LA SOCIEDAD LOCAL DE CAZADORES Nª Sª DE TENTUDÍA EN MONESTERIO (BADAJOZ)

DÍA DE LA SOCIEDAD LOCAL DE CAZADORES Nª Sª DE TENTUDÍA EN MONESTERIO (BADAJOZ)

Como todos los años, el día 18 de Junio pasado se celebró en los parajes del “Agua Fría” de Monesterio, el día de la Sociedad Local de Cazadores.
Este acto, que cada vez cuenta con más asistencia de socios y otras muchas personas del pueblo, todas bien recibidas, sirve fundamentalmente para que todos ellos se reúnan y fraternicen fuera de lo que es la actividad cinegética y exista ese acercamiento, de forma distendida, tan necesario entre las personas, sobre todo en aquellas que realizan alguna actividad en común.
Se ha aprovechado este año para homenajear a dos personas muy queridas por todos. Por una parte a Julio Álvarez Nevado, al que no pudimos hacerlo en vida, y por otra a una institución de la caza en el pueblo, Antonio “Caniles”.
Julio nos dejó el año pasado, un 29 de Agosto, día de caza. El día anterior habíamos estando tomando unas cervezas, también Conchi su mujer, y ante el panorama desolador de la media veda, no había pájaros en el comedero de las tórtolas, prefirió no asistir a la jornada de caza del domingo.
Por la tarde, me enteré de la terrible noticia; a Julio le había sorprendido la muerte a mediodía. Se presentó de improviso, sin avisar. Joselito, de la cafetería “Los Templarios”, le comunicó a mi mujer que Julio Álvarez había muerto. Me quedé atónito y bastante afectado. Se lo encontraron en el corral, había ido a dar de comer a los perros, con unos alicates en una mano y un trozo de alambre en la otra. Intentaría arreglar algo y le sobrevino un infarto que lo dejó muerto en un cantar, recién jubilado y dispuesto a disfrutar de una vida tranquila y sin sobresaltos.
Recuerdo que allá por el año 1.983, yo regresé a Monesterio, procedente de Valencia. Me vine al pueblo y comencé a trabajar en la profesión libre.
Uno de mis primeros contactos fue con la cooperativa ganadera “AL Kasera” de Calera de León, la cual estaba proyectando una Almazara para moler la aceituna de sus socios. De esta manera conocí a su presidente, Julio Álvarez, y enseguida congeniamos, tanto que seguí trabajando con ellos en una fábrica de piensos y en un cebadero de terneros.
Posteriormente, Julio se hizo socio de la Sociedad de Cazadores de Monesterio, su suegro tenía tierras cedidas, y ya no perdimos el contacto, fuese en las cacerías, reuniones en el campo, matanzas caseras o para tomar copas a solas o con las mujeres en las vacaciones.
Dignas de recordar fueron las expediciones al “Bóvedo” (“Campamento Apache”), las matanzas comunitarias, las comidas en Tentudía, y tantos acontecimientos en los que brillaba por sus dotes de planificación y organización. La presencia de Julio en estos acontecimientos era un seguro de buen funcionamiento. Era el anfitrión perfecto, para los amigos y amigos de los amigos, nunca fallaba.
Su comportamiento en la caza fue siempre ejemplar. Cuando se mataba un bicho en alguna montería, él estaba dispuesto al desuelle y al despiece de la res, sin pereza de ninguna clase. Efectuaba el reparto de la carne de una forma rápida y con destreza, de tal manera que todo el mundo quedaba conforme.
Personalmente no puedo borrar su imagen de mi mente: una imagen siempre simpática y alegre, pero en el fondo de lucha, porque eso es sencillamente lo que era Julio: un luchador, con una fuerza moral extrema, en este mundo tan duro, con temple y serenidad, sin perder la compostura. Siempre dispuesto a sacrificarse por los que estaban a su alrededor.
Supo como nadie sustituir en su casa a la persona de su padre, que los dejó demasiado pronto. Desde muy pequeño trabajó fuerte y duro por su madre y hermanos. El no estudió, pero con su trabajo posibilitó que si lo hicieran sus hermanos. Todos ellos hicieron carrera porque sencillamente el lo quiso y puso los medios para ello.
Siempre recordaré la gran satisfacción que le causaba saber que sus hermanos Cloti y Demetrio habían estudiado y estaban situados en la vida de forma holgada. Sus logros los disfrutaba tanto o más que ellos. Recuerdo igualmente como se alegraba de los estudios de su hermano Miguel, el pequeño. Se sintió orgulloso cuando acabó medicina, como si fuera el padre que le faltó, y como siguió aconsejándolo para que terminara de prepararse antes de empezar a trabajar.
Nada le regalaron, nada le fue fácil. Todo lo contrario, muchos negocios se le volvieron atrás y tuvo que abandonarlos. Recuerdo la majada de cochinas ibéricas, razas seleccionadas, que montó y que tuvo que dejar debido a los precios. Después de dejarlas, los guarros empezaron a subir de precio y más de uno prosperaron a partir de los animales que el había seleccionado. Recuerdo su ida a Zafra para dedicarse al comercio al por mayor de la confección, como se encontró con la competencia desleal del famoso “Made in China” y algún que otro problema causado por su exceso de confianza.
No digo que fuera perfecto, ningún ser humano lo es, pero todo lo que consiguió fue a costa de mucho esfuerzo, de mucho valor, de tirar siempre para adelante, por difíciles que fuesen las circunstancias. Siempre tenía ideas nuevas, siempre estaba luchando y en esa lucha se dejó mucha de su vitalidad.
Desde estas páginas quiero, como amigo y compañero de caza, rendirle el homenaje que no pudimos hacerle en vida. La muerte se presentó sin avisar, demasiado pronto, en un momento cumbre de su vida, recién jubilado, cuando podía haber disfrutado más de la compañía de su familia, con un nieto por el que tenía verdadera obsesión para educarlo en el esfuerzo y en el trabajo, tal como el vivió, pero en otra situación muy distinta, con una casa que estaba construyendo y que no pudo estrenar, y lo que es fundamental, en compañía de Conchi, su mujer, y de sus hijas, Rosa y Guadalupe.
La placa que le entrega la Sociedad de Cazadores a Conchi, quiere demostrar que todos y cada uno de los cazadores de esta Sociedad de Monesterio, tienen un buen recuerdo de Julio. Especialmente se recuerda a un buen compañero de caza, dispuesto a ceder a sus pretensiones particulares en beneficio del grupo. Recordamos a un buen amigo, en las cacerías y fuera de ellas. En definitiva, esta placa quiere significar el aprecio y cariño que todos sentíamos por Julio. Es lo menos que podemos ofrecer a quien siempre estaba dispuesto a hacer lo que fuera en ayuda de los demás.
Julio se deja sentir en cantidad, no sólo por su familia y parientes, para los cuales era como un referente de consejo y ayuda, sino también para sus amigos y conocidos; que Dios lo tenga en su Gloria. Ahora podrá cazar a sus anchas y de camino le pido nos depare a “los de aquí” buenas cacerías, por lo menos sin complicaciones. Hasta siempre, Julio.
También se le entregó una placa conmemorativa a Antonio “Caniles”, el cual se retira de la caza. Antonio ha sido en Monesterio el último representante del cazador nato.
Su afición es de las que nacen, entre otras cosas, como consecuencia de una necesidad, la de llevar a casa un suplemento alimenticio. Antonio tiene ya cerca de los ochenta años, por lo que pasó su juventud en la postguerra de 1936, la década del 1930 al 1940, un periodo de tremenda escasez, al que se llamó popularmente el año del “hambre”. Eran malos tiempos y el “arrimo” de una pieza de caza a la casa, bien para venderla o simplemente para consumirla era de agradecer.
Antonio, puede considerarse como la última reliquia que queda de aquellos cazadores antiguos siempre en la boca de los lugareños, los hermanos “lindones”. Entonces no había veda, se cazaba por necesidad y muy pocos se podían permitir hacerlo por diversión.
Nadie como Antonio para adivinar la querencia de los bichos, el lugar donde encontrar la liebre dependiendo de la climatología y de la época, la caída de la perdiz después del primer o segundo vuelo. Pero por lo que siempre se le distinguió fue por la caza del conejo, al que tuvo que abandonar debido a la escasez causada por las enfermedades.
La práctica desaparición de este animalito está provocando la extinción no solo de predadores como el lince y el águila real, sino también la de aquellos cazadores a los que sus cualidades físicas les abandonan debido a la edad. Ya nos es posible salir con una collera buena de podencos y en un simple y cómodo paseo traerse a casa dos o tres conejos. Eran aquellos tiempos en que la caza requería “perro cojo y cazador cojo”.
Para desarrollar la caza al salto, hoy día, hay que estar en posesión de unas cualidades físicas inmejorables. Hay que corretear sierras y sierras en un continuo subir y bajar para batirse el cobre con la única pieza de caza que sobrevive a todas las adversidades: la presión cinegética, los predadores, la falta de siembra, la climatología adversa, las enfermedades, etc., etc. Es la que ha sido, y espero lo siga siendo toda la vida, la reina de la caza menor, la perdiz.
Claro, que ese continuo sufrir para sobrevivir a tantas adversidades, entre las que figura la escasez del conejo, al convertirse en el blanco de todos los predadores, han hecho de la perdiz de Monesterio, la de Sierra Morena, no un animal silvestre, sino lo que se dice llana y literalmente un animal salvaje, un verdadero diablo. Basta un único lance, uno sólo, en toda una jornada de caza, para que el cazador regrese más que satisfecho de la cacería.
Y eso es lo que ocurre, a Antonio le ha fallado el físico, sus rodillas ya no le acompañan y, para él, otro tipo de cacerías, llámese zorzales, reclamo de la perdiz ó algún que otro puesto de montería, no constituye una cacería en condiciones. Y es, que el que ha subido un año tras otro a Sierra Morena y se ha visto las caras con esos diablos, esas perdices salvajes que “saben mas que Lepe, Lepijo y su hijo”, ya no es capaz de encontrar satisfacción en otros lances.
Espero y le deseo que viva muchos años, que no pierda totalmente la afición, y siga siendo ejemplo de todos nosotros, no sólo como cazador, sino también como persona que se ha hecho querer por todas sus acciones. Enhorabuena, Antonio

domingo, 12 de junio de 2011

ADIOS A LA VACUNA RECOMBINANTE DEL CONEJO

ADIÓS A LA INSPAVANC: LA VACUNA RECOMBINANTE DEL CONEJO
(11 de Junio de 2.011)

Bueno, pues “nuestro gozo en un pozo”. Y no me refiero sólo al gozo de los cazadores, sino también al de muchos ecologistas, entre los que se encuentran muchos de los primeros, que nos hemos quedados sorprendidos y con “un palmo de narices”, por no decir engañados.
El 24 de enero de 1996, la Federación Española de Caza firmó un contrato de colaboración con el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA) y con los Laboratorios Hipra S.A, de Gerona, para crear una vacuna que, además de inmunizar a los conejos frente a la mixomatosis y a la enfermedad hemorrágica (NHV), pudiese “contagiarse” a otros congéneres no vacunados por contacto y sobre todo a través de vectores, especialmente las pulgas y otros parásitos que tienen los conejos.
Mire Vd., por donde, un “bichejo” que sirve, entre otras cosas, para transmitir enfermedades, iba a servir también para combatirlas.
Todo sonaba muy bien, a música celestial, y todos los cazadores nos las prometíamos felices y contentos con la recuperación de “maese conejo”, y mas de uno nos lo creímos y todo.
Después de años de trabajo, bastantes diría yo, desde 1.996 al 2.004, los Laboratorios Hipra deciden abandonar el Proyecto, no se sabe exactamente porqué, parece que por problemas con la aceptación de la vacuna por la Agencia Europea del Medicamento.
Después de este abandono, a partir de abril de 2004, se comienza a desarrollar un nuevo proyecto que se lleva a cabo conjuntamente por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) del Ministerio de Ciencia e Innovación, la Fundación Biodiversidad (FB) del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, la Real Federación Española de Caza (RFEC), a través de la Fundación FEDENCA, y los Laboratorios SYVA S.A. de León.
Las últimas noticias aparecidas, Agosto de 2.010, decían que el proyecto se encontraba en la última fase de investigación, la cual arrancó, allá por Febrero de 2.010, con la segunda prueba de transmisión en campo, desarrollada en el término de Vezdemarbán (Zamora).
Las pruebas anteriores llevadas a cabo, en la fase preliminar con Hipra, en la isla del Aire (Baleares) y Portas (Pontevedra) fueron dispares y poco convincentes.
Se sabía, siempre según los agentes implicados en el proyecto, que el cien por cien de los conejos vacunados quedaban protegidos frente a la mixomatosis y la enfermedad hemorrágica durante más de un año, que la vacuna era estable durante más de dos años y medio si se mantiene refrigerada, que es segura para los conejos vacunados y sus predadores y que la cepa vacunal no se vuelve más virulenta después de cinco pases (reversión a la virulencia). Sólo le falta tener suficiente capacidad de transmisión en el campo, última condición para su posible aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) y, lo que es más importante, para ser efectiva contra las enfermedades.
Se decía que a finales del año 2.010 se tendrían resultados de las pruebas correspondientes llevadas a cabo en Vezdemarbán (Zamora), pero se paso el año 2.010, primer cuatrimestre del 2.011 y seguíamos sin tener noticias del proyecto, o por lo menos yo no me entero.
A principios de Mayo, el Patronato de Fedenca celebró en Madrid su reunión periódica, que contó con la presencia de su presidente Andrés Gutiérrez Lara, su director general, José Luis Garrido y los responsables federativos de prácticamente todo el territorio nacional.
Por todos los sectores implicados se esperaba esta reunión con verdadera expectación, a ver si de una vez por todas se veía alguna luz sobre la tan discutida vacuna recombinante.
El Director, José Luis Garrido, informa, en la citada reunión, de la situación en que se encuentran los distintos Proyectos que desarrolla Fedenca, entre los que se cuenta la vacuna recombinante para el conejo de campo: “Informe Final del proyecto (2004-2010)”.
La noticia de la reunión la dan varios foros de caza y la revista de Junio de “Trofeo Caza Conservación”, pero en ninguna de ellas entran en detalle sobre el informe. Eso si, indican que José Luis Garrido pidió la colaboración de todos los estamentos federativos y de los cazadores para que los estudios que desarrolla la Real Federación Española de Caza a través de Fedenca, continúen con éxito en beneficio de todos los cazadores españoles. Se desprende de aquí que el proyecto de la vacuna recombinante sigue su curso.
No es que se esperaran buenas noticias sobre las pruebas celebradas en Zamora. Sus resultados se deberían haber conocido a finales del 2010 y su tardanza era ya de por si mal augurio. A pesar de ello la noticia aparecida a final de mes en la Wed de Club-caza.com me produce una sorpresa desagradable. El titular reza de la siguiente manera:

“Ya es oficial: La Federación tira la toalla con la vacuna recombinante”

La noticia se ha dado a conocer en una rueda de prensa en la que han estado presentes todos los socios implicados en este proyecto, ya nombrados mas arriba.
Todos los implicados han reconocido públicamente que la transmisibilidad de la vacuna no había sido la adecuada, en sus palabras “infrecuente y en cualquier caso menor de la esperada”. Si ha sido eficaz en su aplicación directa, pero no se transmite de un conejo a otro.
La Real Federación Española no está dispuesta a costear nuevos estudios. “No vamos a poner ni un duro más”, manifestó José Luis Garrido, director de la Fundación Fedenca.
Se pone, por lo tanto, punto y final a un proyecto iniciado en 1.996, en el que los cazadores pusimos nuestra esperanzas y supongo que también los ecologistas de corazón, dada la condición del conejo en la cadena trófica animal.
Sinceramente, creo que hemos sido engañados y ahora, después de la noticia, uno piensa en lo sucedido y se le queda cara de gilipoyas.
Ya en la primera fase de la investigación, llevada a cabo por el INIA y los laboratorios Hipra, debió quedar  demostrado que la vacuna cumplía con todos los requisitos, enumerados más arriba, menos uno: la transmisibilidad de la inmunidad de un conejo a otro mediante vectores, entre los que se nombraba a las famosas pulgas.
Esto de la transmisibilidad de la inmunidad es algo que está por darse dentro del mundo científico, si alguien conoce algún antecedente que me lo diga, salvo excepciones, claro.
Cuando a una población, de la especie que sea, se la quiere inmunizar contra alguna enfermedad, se vacunan a todos y cada uno de los individuos que la componen. ¿Por qué en el caso del conejo iba a ser distinto? ¿Sabían los responsable de laboratorios Hipra, que esta transmisión no era posible? ¿Abandonaron por este motivo? Si las respuestas a estas preguntas eran positivas, ¿por qué la RFEC se empeñó en continuar las investigaciones? ¿Había algún interés, distinto del perseguido inicialmente, por seguir con las pruebas, a sabiendas de que científicamente era mas que improbable fuesen positivas?   
Parece ser que el dinero empleado en el proyecto, desde el año 1.996 hasta la fecha, ha superado los dos millones de euros.
Yo me pregunto: ¿Es esto mucho dinero? Pues depende, según se mire, de que se compare con otras cosas y que importancia le demos al conejo.
Es indudable que no solo está en juego el interés de los cazadores, hay más protagonistas implicados en el tema. Está en juego, nada más y nada menos, que la supervivencia de un ecosistema. Solo citaré a dos protagonistas, además del conejo, por ser los más emblemáticos y representativos: el lince y el águila imperial. No lo decimos los cazadores, lo dicen los expertos. Estos han determinado que sólo con la abundancia de su alimento natural puede existir un resquicio para la esperanza del félido y la rapaz. El conejo es el principal eslabón en la cadena trófica ó alimentaria de estas dos especies y como consecuencia de su desaparición, otras especies tienden a ocupar su lugar sin conseguirlo en su totalidad, por lo que las especies que dependen de él tienden a su disminución, llegando incluso al extremo de peligro de extinción.
La principal especie que tiende a sustituir al conejo en la cadena trófica es la perdiz roja, y dado que esta suele ser escasa en los hábitats del lince y el águila imperial, zonas de sierra,   no solo se resiente el depredador, sino también el depredado. Todo como consecuencia de la escasez, por no decir extinción, del primero.
Está, por tanto, totalmente demostrado, que la escasez, incluso desaparición en ciertos lugares, del conejo, afecta a bastantes especies, aparte de las dos mencionadas: águilas perdiceras, zorros, meloncillos, perdices, palomas, por citar sólo algunas otras.
Es indudable que si queremos recuperar nuestro hábitat y llegar a la situación por la que se le dio el nombre de Iberia, “tierra de conejos”, a la península ibérica, debemos aunar toda clase de esfuerzos. Instituciones oficiales, Asociaciones de Cazadores, Asociaciones de Ecologistas, todos debemos afrontar, por puro interés, la repoblación del conejo de forma decidida e inmediata. Algo en apariencia muy sencillo, pero que realmente supone un notable trabajo técnico y económico y, lo que es más importante, acometerlos desde la mas estricta honradez y profesionalidad.
La vacuna ha fracasado, pero no por ello se deben abandonar las investigaciones. Se debe destinar algo del presupuesto para seguir investigando en el tema y seguir trabajando en otros campos: acondicionamiento de los terrenos, seguir adelante con las repoblaciones, apoyo a la agricultura de montaña, construcción de madrigueras, etc.
En cuanto a las razones esgrimidas por los políticos de que el presupuesto no alcanza, bien que lo hace en otros casos.
Casi todo el mundo se muestra muy sensible al cambio climático, algo con lo que los científicos no se ponen de acuerdo. Este gobierno, denominado de progreso, gasta bastante tiempo y dinero en el tema. Desde el Ministerio de Defensa se considera que las Fuerzas Armadas son esenciales para afrontar las consecuencias del cambio climático en un doble sentido: compromiso de ahorro energético en un 20 por 100 y apoyo a la comunidad internacional en caso de emergencia, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino se permite el lujo de tener una Secretaria de Estado para el Cambio Climático con tres Direcciones Generales y una Oficina especial para el tema, en el Ministerio de Sanidad y Consumo se creó en 1.999 un Observatorio Nacional de Cambio Climático y Salud, desde las Comunidades Autónomas se hacen proyectos y se crean Comisiones para luchar contra el cambio climático. Se gastan ingentes cantidades de dinero en este tema. En los últimos años, Al Gore, vicepresidente de Estados Unidos entre 1992 y 2000 con Clinton y frustrado candidato a la presidencia en 1999, ha pronunciado más de un millar de conferencias por todo el mundo para despertar la conciencia de la gente sobre este tema. En España, contratado por el gobierno central y algunos autonómicos, se ha dedicado a impartir conferencias sobre el cambio climático. El costo de estas conferencias ha sido de entre 80 y 100.000 $ cada una, sin contar los gastos de organización. La consecuencia es que desde el Gobierno Central y desde el de las 17 Comunidades Autónomas se hacen estudios y estudios sobre los mismos temas, sin contacto y colaboración entre ellos, gastando euros sin control alguno, euros que no tenemos. Pero para salvar a “maese conejo” “ni un euro más”.
Dos Comunidades Autónomas, Castilla La Mancha y Andalucía, tienen proyectos ambiciosos para la recuperación del lince ibérico, catalogado por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) como el felino más amenazado del mundo. Mientras mas dinero se gasta la Administración menos linces hay: en 1.989 se estimaba la población de lince en España en 1.100 ejemplares, en la actualidad no llegan a 200.
Parece ser, y creo que es así, que donde pone la huella la Administración Pública, no vuelve a crecer más la hierba. No se acomete en condiciones uno de sus principales problemas: la falta de alimento. El lince tiene como base de su dieta al conejo. Aún así, la gestión de esta presa no se está haciendo de manera correcta. Solo se limitan a llevarle conejos capturados en otros lugares.
Quizás lo más conveniente es que se olviden del conejo y esperar que este sea capaz de salir por si solo de este pozo sin fondo producido por las enfermedades. De hecho ya se oye la recuperación en algunos sitios, aunque aislados. Esperemos que la naturaleza, que es sabia, produzca los efectos necesarios para la inmunización frente a estas enfermedades y podamos volver a tener a este animal tan necesario para nuestros habitas.

ADIÓS A LA INSPAVANC: LA VACUNA RECOMBINANTE DEL CONEJO

sábado, 4 de junio de 2011

LA IMPORTANCIA DEL LANCE

LA IMPORTANCIA DEL LANCE

Siempre se ha dicho que una de las cosas importantes en la caza es el lance, por supuesto sin quitarle importancia a la labor anterior, esa lucha de poder a poder para buscar, encontrar y levantar la pieza.
Viene esto a cuento de un relato que he visto en la revista Trofeo del mes de Mayo del corriente. Se titula el relato “Aventura en Ghana tras el antílope más pequeño del mundo”, “El antílope Real”, cuyo autor es José Madrazo.
Ya en titulares se lee “Una nueva y apasionante aventura de José Madrazo”. A uno, que le gusta la caza a rabiar, al ver los calificativos de “nueva” y “apasionante”, se le remueve algo por dentro, entra un cierto regustillo y enseguida me pongo cómodo y comienzo a leer intentando recrearme con el lance de marras.
Antes de entrar en faena, el autor se extiende en las ventajas de asistir a las ferias de caza y  contratar en ellas a los profesionales que organizan las cacerías. Cita la última convención del SCI (Safari Club Internacional) en Reno[1], donde al parecer contrató este tipo de “expedición”. Reconoce después, que quizás sea mejor opción la gestión directa con un  agente de caza, debido a razones de tiempo y dinero.
Yo, que soy un cazador de lo más modesto, alucino con este tipo de cosas. No me explico como puede ir una persona a EEUU y allí hacer las gestiones correspondientes para cazar un animalito no mucho mas grande que una liebre, en un lance insulso, por supuesto para mí, como veremos más adelante. Aunque supongo que para este tipo de cazadores, de poder adquisitivo muy alto,  esto le servirá de divertimento, al igual que la acción de cazar ó incluso más.
Empieza a describir la aventura como atractiva y seductora, más al tratarse de un país como Ghana, desconocido para él. Deduzco que este señor debe dedicar bastante tiempo a cacerías nuevas en países exóticos y lejanos.
El animalito que va a cazar, un antílope real (Neotragus pygmaeus), debe ser un perfecto duende del bosque, la especie indica ya de por si el tamaño del animal y tiene una forma muy curiosa para cazarlo.
No debe escasear mucho, ya que menciona el hecho de encontrarse el antílope real en los mercadillos, en puestos de venta, supongo ofrecido por cazadores furtivos, al precio de 8 dólares. Lo que cuesta aquí un conejo, más o menos.
Describe Madrazo que, para la caza de este animalito, es necesario ir de noche, sin luna y acompañado por dos personas. Una de ellas, el pistero, abre la caminata con una linterna en la frente y un puntero laser rojo. Le sigue el cazador con una linterna de luz roja para su uso particular y una escopeta de caza normal, en este caso una de un caño, calibre 12, munición del nº 5. Cierre la comitiva el PH [2], también con linterna de luz roja.
Detectado el antílope, a causa de los ojillos brillantes expuestos a la luz blanca de la linterna del pistero, sólo visto por este en la mayoría de los casos, señala el lugar donde está el animalito con el puntero laser, pone alerta al cazador y este dispara a la selva, en el lugar que ocupa la luz del laser.
Parece ser que nuestro cazador consigue cazar un antílope real después de caminar más de cuarenta horas, siempre de noche, con temperaturas por encima de los 25ºC y humedades superiores al 90%. Vamos lo que se dice una sauna pura y dura. Antes había tenido un fallo, realizado por disparar sin la ayuda del laser; se iría de gatillo ante la tremenda emoción.
Mientras leo el artículo espero llegar al desenlace, esperando que la lectura me depare cierto placer, aunque sólo sea imaginario. Pero no, el autor se limita a decir que “consiguió un solo animal al cabo de unas treinta horas de rececho nocturno”. ¡Claro! ¿Qué va a decir? ¿Qué se sintió sobresaltado por la visión del animal? ¿Qué sintió algo en el cuerpo esperando oír al animal en la profundidad de la selva? ¿Qué se asustó, al estilo de la arrancada de una perdiz o de una liebre? ¿Qué se echó la escopeta a la cara intentando cogerle los puntos a la pieza? ¿Qué una vez efectuado el disparo, el animal salió revolcado patas arriba quedando hecho una algofifa?
No, nada de esto sucede, no ve al animal, no lo siente, no lo oye, dispara al monte sin saber a qué, no sabe si ha matado o no ha matado y para mas INRI no sabe qué.
Ya me dirán Vds., que clase de cacería es esta y que clase de lance. Supongo que el señor Madrazo, si es cliente de las monterías españolas no tirará al monte cuando se mueva, porque el mal menor es que mate un perro, si no un perrero.
Decía al principio que, en la caza, el lance es importante y también la labor anterior, esa lucha de poder a poder para buscar, encontrar, levantar la pieza y disparar para abatirla. En este caso, nuestro cazador pasa fatiga, tanta que en un momento piensa que ¿Quién me manda a mí meterme en este lío?, pero ni busca, ni encuentra, ni levanta y ni siquiera dispara a la pieza, solo al monte.
En fin, una cacería en la que el cazador, como dije antes, no busca, no encuentra, no siente, no ve, dispara a no sabe qué y no sabe que es lo que ha matado. Eso si, cuarenta horas de caminata, de noche con calor y humedad por encima de lo normal. ¡Emocionante! Debería saber lo que es subir a Sierra Morena y descolgar una perdiz a cuarenta metros de altura, volando como un reactor, dar un bote en el suelo a consecuencia del pelotazo y oír por lo bajini el aplauso de los compañeros.  Por supuesto, sin necesidad de ir a Reno y a Ghana. 


[1] Convención del SCI (Safari Club Internacional) en Reno (NEVADA), en USA. Es una de las dos convenciones más importante de EEUU, celebrada en Enero de este año.
[2] Debe referirse a un porteador, alguien que lleva el agua y el “taco” para reponer fuerzas. También hace de intérprete entre el cazador y el pistero.

sábado, 14 de mayo de 2011

Modificaciones del Reglamento de Armas

Bueno, pues tal como se suponía por casi todo el mundo, este Gobierno ha sacado un nuevo borrador correspondiente a las modificaciones al Reglamento de Armas.
Parece ser que han tenido efecto la multitud de alegaciones que se presentaron al borrador elaborado en Diciembre del 2.010 y el 8 de Abril de 2.011 se publica en el BOE la siguiente disposición:
 Resolución de 6 de abril de 2011, de la Subsecretaría del Interior, por laque se acuerda la apertura del trámite de audiencia a los interesados en la elaboración del Proyecto de Real Decreto por el que se modifica el Reglamento de Armas, aprobado por el Real Decreto 137/1993, de 29 de enero”.
La publicación se realiza en el BOE del día 8 de Abril y da un plazo de diez días hábiles para  trámite de audiencia y se formulen alegaciones a dicho borrador. Según esto, el día 10 de mayo, salvo error, se termina dicho trámite. Que yo sepa, estamos a 12 de Mayo, nadie relevante, ha formulado alegaciones de ningún tipo.
Se produce esta Resolución antes de las elecciones municipales del día 22 de Mayo. Todos los gobiernos son proclives, este lo es especialmente, a conceder a los ciudadanos prebendas en momentos previos a unas elecciones; es la continua búsqueda de votos que te aseguren la permanencia en un puesto de “trabajo”, si se le puede llamar así. La política se ha profesionalizado y dentro de los partidos la imaginación se desborda para continuar chupando la “sopa boba” de turno.
Es el defecto gordo, que nadie ve, de esta democracia en la que todo el mundo se cree con derecho a “mamar” de la teta del estado  sin trabajar. Las dictaduras tienen multitud de defectos, yo por supuesto no soy partidario de ellas en absoluto. Pero en ellas sólo chupan “veinte” y en las democracias son “doscientos”. Claro, somos tan tontos, que nos creemos que los que nos gobiernan han sido elegidos por nosotros, cuando en realidad los que manejan el cotarro permanecen en segunda o tercera fila obligando al gobierno de turno a hacer sus conveniencias, le pese a quien le pese. Para más INRI, nos empeñamos en seguir votando a los que repetidamente, una vez tras otra, de forma reiterada, nos llevan a una degradación total.
Para constatar lo anterior basta analizar la historia española, no sólo la inmediata, si no los siglos XIX y XX completos y lo que llevamos del XXI: comenzando por un inútil al que denominamos “El Deseado” y terminando por otro parecido al que la historia le pondrá el calificativo correspondiente.
Dice el Gobierno, mejor dicho el legislador, que esta modificación, la segunda, al Reglamento de Armas vigente, se tramita con carácter urgente, para incorporar a nuestro ordenamiento jurídico la Directiva 2008/51/CE, cuyo plazo de transposición finalizó el pasado día 28 de julio de 2010.
En esta Directiva, en el Anexo I, apartado  II.A,  Categoría B - Armas de fuego sujetas a autorización, 5, dice textualmente:
“Las armas de fuego largas semiautomáticas cuyo depósito de munición y cuya recámara puedan contener más de tres cartuchos, cuyo cargador no sea inamovible o en relación con las cuales no se garantice que no puedan  ser transformadas, mediante herramientas corrientes, en armas cuyo depósito de munición y cuya recámara puedan contener más de tres cartuchos”
Este párrafo correspondiente a la Directiva era el que había que haber incorporado a nuestra legislación, y de hecho se intenta en el primer borrador cuyo «Artículo 5.a), dice textualmente:
Armas prohibidas a particulares. 1. Queda prohibida la publicidad, compraventa, tenencia y uso, salvo por funcionarios especialmente habilitados, y de acuerdo con lo que dispongan las respectivas normas reglamentarias de:
a) Las armas semiautomáticas de las categorías 2.ª (Rifles repetidores para caza mayor) y 3ª,2 (escopetas repetidoras)  cuya culata sea plegable o eliminable. También comprenderá esta prohibición a las armas semiautomáticas de dichas categorías que teniendo una capacidad superior a tres cartuchos, incluido el alojado en la recamara, su cargador sea extraíble o movible o, aún siendo inamovible, no se pueda garantizar que con herramientas normales pueda ser transformada a una capacidad superior.
La diferencia entre la Directiva y el primer borrador resulta evidente y significativa: la Directiva habla de armas “sujetas a autorización”, mientras que el borrador dice textualmente Armas prohibidas a particulares”.
Bastaba con que en el segundo borrador se hubiera copiado literalmente la Directiva, sin problemas, ya que las armas que tenemos los cazadores están sujetas, y bien sujetas, a la correspondiente autorización. Por el contrario en el segundo borrador se suprime literalmente el artículo anterior, quedando como estaba en el anterior Reglamento, vigente actualmente
La razón de que no se haya transcrito,  habría que preguntárselo a  los legisladores, que evidentemente han optado por no estrujarse la sesera y dejar la cosa como estaba.
Igual, o parecido, sucede con el permiso de rifle del calibre .22 permitido en la licencia del cazador y también con la polémica  respecto de la edad mínima del cazador para poder tener licencia de armas.
Todo queda exactamente igual que en el Real Decreto 137/1993, de 29 de enero. Así que,  de  transposición de la norma de la UE a la legislación española, “nada de nada”.
Eso si, al primer borrador se le pusieron todas las alegaciones del mundo, siendo innumerables asociaciones, federaciones y otros organismos implicados en el mundo de la caza, los que levantaron las campanas al vuelo usando ese “arma” tan moderna como son la “Redes Sociales” y el “Internet”. ¿Y todo, porqué? Pues sencillamente, porque todas estas modificaciones, las cuales afectaban poco al cazador normal, afectaban muy y mucho a la venta de armas y derivados: nº de armas por permiso, tipo de arma, adelanto de la edad para poseer licencia,  etc. Siempre el “maldito”  dinero.
Un famoso artículo de opinión de la revista “Trofeo Caza&Conservación”, entre otros comentarios hablaba de “Nefasto Reglamento de Armas”, “Morir matando” y otras lindezas por el estilo. Igualmente se preguntaba el autor, José Ignacio Ñudi, director de la revista, “¿que van a hacer esas personas que tienen mas de ocho rifles de caza mayor, seis escopetas, carabinas del .22, o con las armas semiautomáticas”. ¡Santo Dios!, ¿cuántos cazadores tiene ese arsenal en casa?
En otro ejemplar de Trofeo reciente, revista que adquiero con asiduidad, el columnista Juan Aº Sarasketa, en su columna “Al Salto”, después de felicitarse porque el anterior borrador no haya visto la luz a pesar según sus palabras de que “muchos en este país se empeñan de una u otra forma en acabar soterradamente con la práctica de la caza”, acaba con la siguiente frase: “Para gestionar la Naturaleza es imprescindible el uso de las armas”.
Es increíble, ahora en las facultades de “Ciencias de la Naturaleza”, en las de “Veterinaria”, en las “Escuelas Técnicas de Agrónomos y Montes” y en otras similares será obligatoria una asignatura para el aprendizaje y uso de las armas, ya que estas resultan imprescindibles para la gestión de la Naturaleza.
Señor Sarasketa, la caza existe sin necesidad de que tengamos que usar armas de fuego, y con una sola escopeta, si me apura de un solo caño, se puede ejercitar la caza de forma placentera. La caza moderna no gestiona de por si la Naturaleza, aunque si puede cooperar para ayudarla.      
Es evidente que todos y cada uno de los artículos incorporados al primer borrador del reglamento, tan criticado, influían directamente en la compra y venta de armas. Pero al cazador corriente y moliente, con un par de escopetas para menor y otro par de rifles para mayor, en el mejor de los casos, creo que poco le hubiera importado que el primer borrador se hubiera incorporado a la legislación. La afectación hubiera supuesto, en su mayor complicación,  llevar las escopetas y los rifles semiautomáticos a una armería para que la limitación a dos cartuchos en el cargador fuese no manipulable. Poca inversión, sobre todo para los armeros, cuya mejor entrada es la venta de armas nuevas.
En caso límite de rigurosidad en el Reglamento, los cazadores, me refiero a eso, “los cazadores”,  quizás hubiéramos tenido que volver a cazar con las clásicas paralelas y los rifles de repetición. Y díganme Vds, ¿qué cazador se hubiera molestado con esta disposición? Creo que ninguno, y encima el mundo de la caza hubiera sido mas consecuente con la abundancia de la fauna y la constatación de que “cazar” es una diversión o entretenimiento y no un concurso de tiradores y portadores de “a ver quien lleva el rifle mas moderno y caro a una cacería” y “quién es el que mas y mejores piezas mata”

sábado, 26 de marzo de 2011

El tema de los descastes

Según el diccionario de la RAE, el término descastar significa Exterminar una casta de animales, generalmente dañina”.

El descaste llevado a cabo en la caza no concuerda con esta definición, ya que el descaste no se hace para “exterminar”, salvo raras excepciones, sino para disminuir una población que, por  las circunstancias que sean, se incrementa de forma notable y ocasiona inconvenientes a la caza, por lo general daños.
Existe un hecho que es indiscutible: debido a los usos a los que se destina últimamente el campo, abandono de la agricultura, desaparición de la ganadería extensiva (no competencia, enfermedades superadas….), falta de limpieza en el monte, escasez de depredadores, dedicación de fincas a uso exclusivos cinegéticos, etc., etc.,. la proliferación de la caza ha ido en continuo aumento. Y me refiero a la caza en general: mayor y menor. Si esta última, la menor, no prolifera como la mayor, se debe a la presión cinegética, a las enfermedades específicas, v.s. V.H.S. y mixomatosis y a la competencia generada de la mayor sobre la menor. Puede, creo que sin ningún género de dudas, que el aumento de la caza mayor, especialmente las ciervas, es debido a una circunstancia fundamental: el dimorfismo sexual (*) que presentan las especies de caza. Si nos molestamos en buscar en un diccionario enciclopédico la frase “dimorfismo sexual” nos encontraremos que aparte de la definición, en la mayoría de las ocasiones nos hacen una demostración con una pareja de animales, y, ¡que casualidad!,  siempre nos ponen una pareja de ciervos. La de la imagen está tomada de la enciclopedia Wikipedia. En las demás especies de caza, aunque existan diferencias entre machos y hembras, algunas veces evidentes, es muy difícil que un cazador advierta si una perdiz, una liebre, un conejo o incluso un jabalí, es macho o hembra en el momento de arrancarse. Las limitaciones a la caza de estos animales se imponen sólo para aquellos animales que no son adultos, o total  cuando la escasez de los mismos lo aconseja conveniente. Incluso hay una especie, el jabalí, que tiene muy pocas limitaciones, sólo la hembra seguida de la cría, debido a dos razones principales: su gran prolificidad y su carácter dañino.
El ensayo de José Ortega y Gasset titulado “Sobre la caza”, que  sirve de prólogo a “Veinte años de caza mayor”,  escrito por el conde de Yebes (Madrid, Espasa-Calpe, 1943), por cierto editado últimamente como libro (**),  consta de una parte, de las diez que tiene,  titulada  "La mismidad de la caza", donde  dice  que para que exista caza se tienen que reunir unos requisitos:

>Existencia de dos animales: el cazador y el cazado
>Diferencia vital entre los dos, pero no absoluta
>Posibilidad de escape por parte del cazado, lo que trae consigo la posibilidad de quedarse “bolo” por parte del cazador.
>En el caso del hombre, este se somete a las reglas de la naturaleza: da posibilidades de escape a la pieza, limita y regula su poder destructor, se esfuerza en asegurar la vida de las especies y su propio juego.
>Si el hombre desea cazar no tiene más remedio que dar concesiones al animal. Caso contrario no sería caza. Hay una libérrima renuncia a su supremacía. Imita a la Naturaleza, es decir por su gusto retrocede y se reintroduce en ella, con lo que la caza se convierte en deporte, en placer.

Se puede decir que este ensayo sobre la caza ha sentado “ex cátedra” sobre todos los tratados cinegéticos en España y fuera de España, y si  nos fijamos en el, observamos que no habla para nada sobre el sexo de la pieza cazada.
Creo que a lo largo del tiempo y debido al carácter poligámico de la mayoría de las especies de caza, exceptuando las aves, se le ha dado una importancia excesiva a la conservación de las hembras.
Sería interesante hacer un muestreo sobre las hembras procedentes de descastes respecto a su situación de preñez. Este año en Monesterio ha habido suficientes descastes como para que el nº de ciervas fuese más que representativo. Sólo contando cuatro cotos, “El Moro Alto”, “La Habana”, “El Castillo” y “Los Endrinales, las tres primeras colindantes, se han matado mas de 350 hembras. No tengo datos sobre ellas, pero en las dos ocasiones que he asistido, “La Habana” y “El Castillo”, me acerqué al desolladero y nunca oí comentarios sobre ciervas preñadas. No así de jabalíes, ya que un porcentaje alto de las hembras adultas estaban preñadas. La situación puede ser explicable: exceso de hembras respecto a machos y estos no dan abasto en las cubriciones, con lo cual se producen dos situaciones desfavorables: muchas hembras se quedan vacías y las que se preñan lo son por venados de poca entidad, con lo cual la población va en regresión en cuanto a la calidad del ganado.
Respecto a la densidad de hembras sólo puedo hablar respecto a lo que yo he visto: en “El Castillo” no solo no vi ninguna, sino que ni siquiera disparé y, en consecuencia, cuando vi las “pepas” en el desolladero, me pareció una matanza mas que una cacería; en “El Berrocal” vi tres y las maté, y quizás por esta razón, y por que nos llevamos una, ya no me pareció tanta carnicería; por último, en “La Habana” vi tal cantidad de ciervas, fueron dos horas pasando solas o en manada, que imaginé claramente el daño que causaban y la necesidad de bajar la densidad.
Una de las razones que pueden haber influido en este aumento de hembras puede ser la siguiente: está demostrado que las ciervas aprovechan mejor el alimento que los machos (***), por lo que tienen una cierta ventaja competitiva a la hora de alimentarse. Por esta razón las hembras entran en competencia con los machos por los mejores pastos y los ciervos deben acudir a sitios donde la comida es de peor calidad. En consecuencia, si no tenemos recursos alimenticios en cantidad suficiente, las hembras deben estar en su límite justo. Claro, que si queremos tener mas venados necesitaremos más ciervas, pero siempre a costa de rascarse el bolsillo suplementado con alimentos artificiales, vamos, con piensos.
Por supuesto que otra razón poderosa que incrementa la densidad de las hembras, es perdonarles la vida año tras año y en paralelo matar todo bicho viviente que lleve en la cabeza unos cuernos adornados por luchaderas,  por pequeñas que sean estas. Al final pasa lo que pasa y es que llevamos unos cuantos años sin ver venados de tercera cabeza en una junta de carnes. Son todos de segundo año como mucho y encima malos.
En estas fincas abiertas, donde la alimentación supletoria puede no ser rentable, si queremos grandes cuernas debe ser con las ciervas justitas y claro, matándose uno o dos venados por montería, como antiguamente.
Claro, que los cazadores, en particular los de la Sociedad Local, dedicada fundamentalmente a la caza menor, nos hemos visto beneficiados por esa densidad alta en los cotos de caza mayor. Esto ha sido debido a que la alta densidad de estos cotos obliga a las reses a abandonarlos por haberse quedado chico el “nicho ecológico”, con lo cual,  la presencia de venados en las otras fincas ha ido también en aumento.
Teniendo en cuenta lo anterior, los descastes ocasionan un claro beneficio a las organizaciones de cotos de caza mayor: el mas inmediato es la rentabilidad a corto plazo por la venta de la carne, este año parece ser que ha subido, en segundo lugar eliminan reses de una zona que ya estaba bastante saturada y por añadidura, aquellas reses que se vieron obligadas a abandonar el recinto pueden llegar a estar en situación de volver a lugares mas óptimos. Esta última cuestión constituye un claro perjuicio, creo que claro, a estas últimas fincas, caso de las correspondientes a la Sociedad Local.
Pero claro, la situación es la siguiente: en esta clase de terrenos, totalmente abiertos, la planificación cinegética se puede considerar bastante escasa. Se sabe que hay muchas hembras y que los machos que se matan en las monterías, son cada vez menos y peores. Pero, y esta es la madre del borrego, ¿quién de los encargados de estas fincas sabe con seguridad el número de hembras a descastar? ¿Se seguirán permitiendo los descastes en años siguientes? ¿Se sabrá cuando hay que parar? Si nos pasamos en los descastes, tardaremos mas en tener hembras reproductoras y consecuentemente suficientes machos dignos de una montería. Puede ser que en caso de colarnos nos llevemos unos cuantos años sin ver cacería.
Pero no le echemos la culpa nada más que a las organizaciones de caza. Mucha culpa de la enorme densidad de hembras que hay en Monesterio la tiene la Administración Publica. Me consta que hace años que las organizaciones están pidiendo realizar descastes en los cotos y la Administración los denegaba reiteradamente. Este año, temporada 2010/20111, se han autorizado todas las peticiones de descaste, sin límite, y en consecuencia las matanzas que se han visto nos han parecido desproporcionadas. Espero que en adelante, después de estudios serios, se autoricen los descastes con limitaciones en los puestos autorizados y con limite de piezas.
Otra cuestión es que cuando se realiza un descaste hay que seguir un criterio: ¿las mas grandes?, ¿las mas pequeñas?, ¿las que presentan anormalidades?, ¿las enfermas? ¿Estamos los cazadores preparados para distinguir una cría hembra de una cría macho, una primala de una adulta, una vieja de una joven, una enferma de una sana,  una deforme de otra en forma? Sinceramente creo que no, ¡si hay quien no distingue un venado de un horquillón! Que yo sepa, sólo conocemos un criterio claro: “no se tiren ciervas que lleven recolguín, el único. ¿Sabemos los cazadores que una res susceptible de ser descastada pudiera ser una cría? ¿Sabemos que existen crías que debido a su periodo de nacimiento, más tardío, son poco viables?
Creo que al final llegaremos a lo ideal de la caza para que se pueda denominar “caza”: su escasez.
Las conclusiones son claras:
>Hay fincas con exceso de hembras, por lo que procede el descaste
>Hay que eliminar las que sobran, pero ¿Cuáles? ¿Cuántas? ¿Quiénes?
>El descaste debe ser proporcionado, y por tanto debería hacerse por personal con experiencia y responsable. ¿Podrían ser los monteros? ¿Por qué no?
>Si queremos tener venados buenos hay que suplementar la alimentación en épocas de escasez
>La administración debe estar atenta a la situación de los cotos de caza, para decidir en el momento oportuno
>La situación a la que hemos llegado, superabundancia, obliga a que los descastes se hagan en batidas
>Pero una vez alcanzada la densidad estimada como idónea, los descastes se deberían hacer recechando por personal especializado o por cazadores dirigidos. Claro que si se hace en las monterías, con sus correspondientes limitaciones, los cazadores tendremos más aliciente por asistir.



* El dimorfismo sexual es definido como las variaciones en la fisonomía externa, como forma, coloración o tamaño, entre machos y hembras de una misma especie. Se presenta en la mayoría de las especies, en mayor o menor grado.
** Es este un libro que sería imprescindible se lo leyeran todos los cazadores: “Sobre la caza”, de José Ortega y Gasset, prólogo de Santiago Muñoz Machado. Edición 2.008 de la Fundación José Ortega y Gasset y la Fundación Amigos de Fuentetaja. *** Parece claro que las necesidades alimenticias de un macho son mayores que las de una hembra, tanto en cantidad, por su peso, y en calidad, por el aporte de proteínas, minerales y vitaminas que necesitan para el desarrollo de las cuernas.